Los buzos de los servicios de rescate italianos hallaron este martes otros cinco cuerpos sin vida entre los restos del crucero "Costa Concordia", lo que eleva a 11 la cifra de víctimas mortales del naufragio, ocurrido el pasado viernes en aguas de la isla de Giglio.

Los cadáveres corresponden a una mujer y cuatro hombres, de entre 50 y 60 años de edad, que llevaban chalecos salvavidas puestos, y se encontraban en la parte de popa del barco que se encuentra sumergida en el mar, frente a las costas de la pequeña isla del Tirreno.

Las tareas de búsqueda se intensificaron hoy, luego de que las condiciones climáticas mejoraron, pero con el nuevo hallazgo disminuyen las esperanzas de encontrar con vida a los desaparecidos, un total de 22.

En la lista figuran la peruana Erika Soria, de 26 años, que trabajaba de camarera en la embarcación, seis italianos (entre ellos una niña de 5 años), una decena de alemanes y dos estadounidenses, entre otros.

En tanto que Francesco Schettino, capitán del barco, compareció en un tribunal y admitió ante la jueza de instrucción Valeria Montesarchio, que estaba al mando de la nave al momento del accidente. 

La comparecencia coincide con la divulgación por parte de la prensa italiana, de conversaciones telefónicas entre el comandante y un responsable de la Capitanía del Puerto, en las que se desvela que Schettino abandonó el crucero antes de que se evacuara a todos los pasajeros y no volvió a pesar de que se le ordenó regresar.

La magistrada Montesarchio dispuso el arresto domiciliario del capitán, a quien la Fiscalía acusa de homicidio culposo múltiple, naufragio y abandono de la nave. Podría enfrentar una pena máxima de 15 años de prisión.