19 nuevos purpurados de varios continentes participaron en ceremonia
Latinoamericanos suman en Vaticano
Vaticano.- Seis arzobispos de Brasil, España, Chile, Argentina, Haití y Nicaragua fueron investidos ayer por el papa Francisco para ingresar en el Colegio Cardenalicio, cuyos miembros menores de 80 años eligen a un nuevo pontífice en el caso de que el anterior muera o renuncie al papado.
En la tradicional ceremonia del Consistorio público, Francisco impuso la birreta cardenalicia a Dom Orani Tempesta, Fernando Sebastián, Ricardo Ezzati, Mario Aurelio Poli, Chibly Langlois y Leopoldo José Brenes.
En total, seis de los 19 nuevos purpurados son de habla hispana o proceden de Latinoamérica, con lo que el Papa argentino equilibra la balanza a favor de su continente de origen, el lugar donde más católicos se concentran en el mundo.
El brasileño Dom Orani Tempesta es arzobispo de Río de Janeiro desde 2009, fue uno de los principales organizadores de la pasada Jornada Mundial de la Juventud que tuvo lugar en la ciudad carioca el pasado año y pertenece a la orden de los Cistercienses. Fernando Sebastián es arzobispo emérito de la diócesis de Pamplona y Tudela (Navarra, España), a la que renunció en 2007 por motivos de edad, tal y como recoge el Derecho Canónico.
El arzobispo de Santiago de Chile, Ricardo Ezzati, es un salesiano de origen italiano y amigo personal del papa Francisco. Mientras que Mario Aurelio Poli es el sucesor del papa Francisco al frente de la Archidiócesis de Buenos Aires y ocupa el cargo de arzobispo desde abril del pasado año.
El arzobispo de Les Cayes, Chibly Langlois, a sus 55 años, es el primer clérigo haitiano en ser nombrado purpurado. Nacido en La Vallée de Jacmel, al sudeste del pequeño país caribeño, Langlois fue ordenado sacerdote en 1991 y es el actual presidente de la Conferencia Episcopal de Haití.
El nicaragüense Leopoldo José Brenes Solórzano, de 64 años, es arzobispo de Managua desde el año 2005.
Se ordenó sacerdote en 1974 y, a pesar de haber ocupado altos cargos, es conocido por su imagen de pastor humilde, al que se le puede ver por las calles de la capital nicaragüense conduciendo su propia camioneta para sus quehaceres. Él representa la Iglesia pobre para los pobres que exige Francisco y que a partir de ayer contará con una representación más nutrida del sur.