Las protestas sociales y huelgas crecen en España
España nunca será como Grecia, pero las calles de las principales ciudades muestran señales de inquietud. Desde el comienzo de este año aumentan la sucesión de huelgas y manifestaciones de pensionistas, mujeres, estudiantes y trabajadores.
Según las previsiones del FMI y los datos oficiales de las autoridades comunitarias, la economía española crece más que la media europea, “pero la mejora no llega a todos”, explica uno de los portavoces del sindicato CCOO. “Hace falta más tiempo”, clamó Mariano Rajoy la pasada semana en el Congreso. Para colmo, la cuestión racista amagó el fin de semana con incendiar uno de los barrios multiétnicos de Madrid.
Los brotes de violencia desmedida provocados por la confusa muerte de dos migrantes senegaleses encendieron las alarmas.
“El ayuntamiento se compromete a investigar y aclarar lo sucedido con los dos ciudadanos fallecidos”, explicó ayer la alcaldesa Manuela Carmena, visiblemente preocupada. Pero han comenzado a cruzarse apuestas sobre la capacidad de resistencia del gobierno de Mariano Rajoy ante el cúmulo de protestas.
El sábado medio millón de personas colmaron las principales avenidas de Madrid para protestar por la tibieza de las pensiones en España.
En Barcelona hubo 200.000, en Bilbao 150.000. Fue la prolongación de las masivas manifestaciones, acompañadas de una huelga feminista seguida por el 80% de las mujeres españolas, dieron la vuelta al mundo el 8 de marzo. La consecuencia es que el PP está en serias dificultades. Acosado por la corrupción, su hegemonía política muestra síntomas de agotamiento.
Sondeos
Las últimas encuestas advierten que la ventaja que contaba ha sido engullida por Ciudadanos, la fuerza neoliberal que lidera Albert Rivera. Y aunque aún queda por delante un año para comprobarlo, los sondeos demoscópicos adelantan un descenso gradual, pero inexorable.
Para los expertos, a Rajoy le aguarda un año lento, áspero e inclemente. Un año de desgastes tácticos que pondrán a prueba su probada capacidad de sobreponerse a las más difíciles circunstancias. Un dato.
Desde la semana pasada es el político español que más tiempo ha estado en el poder desde la restauración de la democracia.
Entre los años que ejerció de ministro y que lleva como presidente suman 4.971 días. Un récord.
Pero los analistas de izquierda y derecha le auguran un difícil camino. Ahora tiene por delante 12 meses de guerra de posiciones a la espera del súper domingo electoral de la primavera de 2019, en el que se agruparán elecciones municipales, autonómicas en 13 comunidades y las europeas. “Y si Rajoy no consigue sacar adelante los presupuestos antes de que concluya el mes de abril puede que también tenga que adelantar los comicios generales”, aseguró a EL TELÉGRAFO un diputado socialista.
Tampoco está descartada una repetición electoral en Cataluña, donde no hay un gobierno estable desde octubre pasado. El Gobierno trabaja a destajo para cambiar esta oscura perspectiva.
Según se conoció, la dirección conservadora trata de revertir la imagen de un presidente sin aliados y de un ejecutivo sin capacidad de diálogo. “Conviene recordar que se alcanzaron pactos con los sindicatos sobre la subida del salario mínimo, el 20% en los últimos 4 años, también con los funcionarios del Estado, con el incremento del 6% hasta 2020”, recordó al término del consejo de ministros celebrado el viernes, el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo.
El nítido mensaje que trasladó fue que el bloqueo institucional que hay en la actualidad en España no es responsabilidad del ejecutivo, sino de todos los partidos de la oposición que quieren dar por agotada la legislatura. Lo cierto es que los politólogos españoles muestran su extrañeza ante las palabras de Méndez de Vigo, sobre todo tras comprobar el balance legislativo del pasado año.
“Solo se aprobaron 12 iniciativas con rango de ley y dos con rango de ley orgánica”, dijo Aníbal Sánchez, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Madrid. Nunca, desde el fin de la dictadura en 1977 existe una producción legislativa tan baja.
“Estamos viviendo los tiempos más rácanos de la historia del parlamentarismo español”.
Ante la parálisis política del Congreso, la energía cinética de la protesta volvió a tomar la calle, y algunas de manera violenta como la que brotó entre el jueves y sábado en el barrio madrileño Lavapiés. Miles de personas se concentran cada semana frente al Congreso, en la Puerta del Sol o en lugares simbólicos de otras ciudades españolas censurando su gestión de las pensiones. La calle se agita y suenan tambores de un cambio político en España. (I)