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Las políticas neoliberales avivan la primavera turca

Ankara.- ¿Cómo podemos interpretar las constantes y masivas manifestaciones que se han generalizado desde la semana pasada en Turquía? ¿Es la primavera turca? ¿Una conmoción pública? ¿O un intento de golpe iniciado por los nacionalistas?

Para hacer una interpretación realista hay que tener en cuenta los últimos incidentes políticos en Turquía, ya que no son solo una chispa que ha encendido el fuego.

El gobierno del Adalet ve Kalkinma Partisi o AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo) es el aliado más leal de los Estados Unidos y el imperialismo occidental en Oriente Medio, un actor importante de la iniciativa de la construcción del “Gran Medio Oriente”, el ejecutor más devoto de las políticas neoliberales que han provocado amplias protestas durante años.

Las políticas como la eliminación de la propiedad pública para entregarla a las multinacionales y magnates locales, los despidos masivos, la reorganización de la vida laboral en contra de los obreros y funcionarios, la externalización, la represión sindical, la restricción de los derechos sociales, los bajos salarios, el incremento de la explotación de los trabajadores en nombre de un mayor rendimiento y la competitividad, han generado protestas diarias en fábricas e instituciones.

Por otro lado, el desconocimiento de la cuestión kurda y las políticas de asimilación nacional-cultural de los kurdos, unido a las detenciones masivas, provocaron repercusiones de gran importancia.

El gobierno de AKP
es el aliado más leal de los EE.UU. y el imperialismo en Oriente Medio
La burguesía urbana y cosmopolita está molesta también por el aumento de la presencia religiosa en la vida pública y las declaraciones del gobierno conservador del AKP. Han sucedido distintas medidas en este sentido como la instauración de la educación religiosa obligatoria en las escuelas secundarias, la reorganización del sistema educativo de acuerdo a los requerimientos religiosos, el aumento en el número de escuelas religiosas, la creación de un Ministerio de Asuntos Religiosos, que emplea a un ejército de clérigos, las restricciones para fumar y para la venta de bebidas alcohólicas, o la reposición de los cuadros burocráticos con sectores religiosos pro-AKP.

El AKP, mediante la creación de altas tasas de interés y la venta del patrimonio público al capital extranjero a precios bajos, a condición de un flujo de dinero fácil, trató de atraer el capital a Turquía evitando su desvío hacia Oriente Medio o a los bancos y las compañías occidentales. Así que el gobierno del AKP ha sido más exitoso incluso que Europa y Estados Unidos en sobrevivir a la crisis económica mundial.

Pero, últimamente, el flujo de dinero fácil del exterior ha disminuido. El AKP ha tratado de evitar la difícil situación económica mediante la implementación de una campaña de construcción de la llamada “transformación urbana”. Las áreas más valiosas en las grandes ciudades fueron expropiadas, estructuras de varios pisos se han edificado en terrenos públicos y se han vendido por precios extremos. Esto está generando un aumento de los problemas de tráfico, la destrucción de las zonas verdes y las políticas caciquiles con las que los seguidores del AKP llenan sus bolsillos. Con este contexto se estaba incubando ya un descontento generalizado.

La política siria del gobierno del AKP ha producido una gran insatisfacción. El apoyo económico a las organizaciones y grupos islámicos radicales y el permiso para que estos grupos se desplieguen en la frontera con Siria han desencadenado otros muchos problemas. Los islamitas radicales se han convertido en una amenaza para la mayoría alauita en la frontera turca con Siria. Albergar a estos islamitas radicales ha provocado el deterioro del comercio y la economía de la zona. El cierre de empresas y el desempleo  aumentó de forma alarmante.

En estas circunstancias, el primer ministro Recep Tayyip Erdogan anunció que se edificaría un centro comercial en el parque de Taksim. El centro se construiría como un cuartel, imitando un cuartel de artillería de la revolución burguesa de 1908, conocido como el cuartel general de las fuerzas reaccionarias, y el centro de la insurrección. El gobierno de AKP pretende resucitar el imaginario de la sublevación reaccionaria y sobreponerlo a la Revolución de 1908. Una parte importante de la población así lo entendió, como un plan urbanístico con un profundo carácter reaccionario. Pero además, sectores ecologistas de Taksim también elevaron sus quejas por el hecho de que casi ningún espacio verde quedaría con el centro comercial. La intención de Erdogan para cambiar el paisaje de la ciudad sin el consentimiento de la mayoría abrió el camino a un levantamiento contra sus políticas dictatoriales.

En el Parque Gezi de Taksim comenzó la resistencia. Las máquinas entraron en acción para realizar la demolición, lo que atrajo a miles de personas al Parque Gezi de Taksim. Ya en la madrugada, después de que la masa principal de gente había salido del parque, las fuerzas de la Policía atacaron a un grupo pequeño que dormía en tiendas de campaña. La Policía quemó las tiendas, los activistas fueron golpeados y rociados con gas pimienta. El mismo método se usa para terminar con las manifestaciones.

Los acontecimientos en Turquía esta semana tienen aspectos similares y también diferentes de los procesos vividos en Túnez, Egipto y otros países árabes. Las similitudes son: amplias masas diciendo “ya basta” llenando las calles con ganas de luchar. Las diferencias son el nivel de organización de las masas y las reivindicaciones. Durante los últimos cinco años, acciones similares se realizaron no solo en los países árabes o en Turquía, también en países europeos como Grecia, Italia, Portugal, España, Francia e Inglaterra, y en algunos países de América Latina. Vemos que el fondo común en todos estos procesos son las masas en rebelión contra la represión y la explotación del capitalismo.

Y creemos evidente que la gente en rebelión contra la clase dominante por sus propios derechos y  la libertad se fortalecerán con la solidaridad internacional y la unidad”.

“INDIGNADOS” ADVIERTEN QUE NO SE MOVERÁN

Los “indignados” turcos que ocupan un parque de Estambul desde hace más de una semana aseguran que no les importan las exigencias del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, de que cesen su protesta, y le responden: “No nos moveremos”.
Erdogan exigió ayer a su regreso de una gira por el Magreb (región oriental de África) “el fin inmediato de las protestas” y acusó a los manifestantes de originar saqueos y vandalismo, ante los gritos de sus seguidores que prometían “aplastar Taksim”, la plaza en la que se concentran las protestas antigubernamentales. EFE

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