Alemania amenaza con sanciones financieras al régimen de Yanukovich
La violencia estalla en Ucrania
Kiev.- Tras un mes de relativa calma, sangrientas protestas volvieron a estallar ayer en Kiev, que han dejado al menos nueve muertos y unos 150 manifestantes heridos.
La Policía ejecutó la noche de ayer un asalto contra los manifestantes congregados en la Plaza de la Independencia de la capital ucraniana, tras una jornada marcada por choques sangrientos.
Los manifestantes respondieron a la Policía lanzando cócteles molotov. Varias tiendas de campaña instaladas en Maidán, la Plaza de la Independencia, ocupada desde hace tres meses por los manifestantes, estaban en llamas.
Los choques ocurrieron ayer cuando estaba previsto que el Congreso discuta una reforma constitucional a fin de reducir los poderes presidenciales en beneficio del Gobierno y el Parlamento.
La oposición había prometido una ofensiva pacífica para presionar al Congreso, pero la manifestación de 20.000 personas degeneró en los alrededores de la sede parlamentaria.
Preocupación internacional
Rusia acusó rápidamente a los occidentales de haber fomentado la violencia al “cerrar los ojos ante las acciones agresivas de las fuerzas radicales en Ucrania”.
Por su parte, Washington se declaró consternado por la violencia y urgió al presidente Viktor Yanukovich a poner fin a la confrontación y a reanudar el diálogo con la oposición.
La responsable de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, también condenó el uso de la violencia.
El jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, denunció por su parte el uso indiscriminado de la fuerza y llamó a todas las partes a ejercer la máxima moderación y a retomar inmediatamente el camino del diálogo.
El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, levantó la amenaza de sanciones personales de la Unión Europea contra dirigentes ucranianos.
La protesta en Ucrania, que comenzó en noviembre contra la decisión del Gobierno de no firmar el acuerdo con la Unión Europea, se convirtió luego en un rechazo radical del presidente Yanukovich. La oposición acusa al poder ucraniano de ceder a las presiones de Moscú.