Manifestantes opositores en Venezuela se enfrentaban ayer con militares en Caracas, durante una protesta contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

Los choques ocurrieron cuando la marcha cambió de rumbo para dirigirse a la Defensoría del Pueblo (centro), donde simultáneamente había una concentración que respaldaba al  gobierno y fue impedida de avanzar por una barrera que fue  instalada por los uniformados.

“Capriles está buscando unos muertos para incendiar el país”, denunció luego el dirigente oficialista Freddy Bernal.

Los guardias lanzaron gases lacrimógenos y chorros de agua para dispersar a la multitud, ante lo cual los manifestantes respondieron con piedras.

“Vamos a quedarnos hasta lograr pasar”, expresó desafiante la parlamentaria Gaby Arellano, mientras llovían balines de goma.

Los opositores protestaban contra sentencias del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) con las cuales asumió brevemente, la semana pasada, los poderes del Parlamento y retiró la inmunidad a los diputados. El presidente Maduro acusa a los dirigentes opositores -la mayoría lideraba esta marcha- de querer “llenar las calles de sangre” para propiciar su derrocamiento, con ayuda de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que esta semana declaró la “grave” alteración del orden democrático.

Mientras que, en Caracas las protestas se volvían problemáticas, simultáneamente el secretario de la OEA, Luis Almagro, recibía al presidente del Legislativo, el opositor Julio Borges.

Por su parte, el politólogo Luis Salamanca anunció que aún cuando el fiscal general, Luis Ortega, declaró la semana pasada que los dictámenes suponían una “ruptura del orden constitucional”, abriendo una fisura en el oficialismo, se requeriría un voto más para calificar la falta como grave. De todos modos, “Maduro no puede decir ahora que está seguro de los apoyos que tiene, incluidas las Fuerzas Armadas”.

Por ello, el mandatario “no tiene interés” en elecciones este año, como exige la oposición, añadió.

Comando del Sur de EE.UU. tomaría acciones contra Caracas

Kurt W. Tidd, jefe del Comando del Sur de Estados Unidos, presentó ayer un informe al Senado advirtiendo que Venezuela podría ser un factor “desestabilizador” en la región.

El Comando del Sur de Estados Unidos es una fuerza militar conjunta de más de 1.201 personas, entre militares y civiles, por lo que la  declaración es considerada como una amenaza ante el decreto ejecutivo del expresidente Barack Obama de considerar a la nación latina como “una amenaza nacional”, ya que podría utilizarse para justificar la intervención extranjera.

Asimismo, el presidente de Argentina, Mauricio Macri, en una entrevista a Bloomberg dijo: “Lo que hay en Venezuela no es una democracia, es una dictadura que no respeta ningún derecho humano”. (I)