Acuerdo amplía delito de terrorismo
La izquierda española rechaza pacto antiyihadista
La sicosis que vive Europa a sufrir nuevos atentados islamitas y la cercanía de unas elecciones cruciales para el futuro político de España forzaron ayer al gobierno de Mariano Rajoy a reunir a todos los partidos para sumar su apoyo al “Pacto antiyihadista” suscrito por el PP y el PSOE tras el asesinato en París de 11 trabajadores de la revista satírica Charlie Hebdo.
Este acuerdo, que amplía el delito de terrorismo a conductas que poco o nada tienen que ver con las actividades naturales de los integristas islámicos, ha recibido un sinfín de críticas, la restricción de algunas libertades ciudadanas y el endurecimiento de penas como la “cadena perpetua revisable”. Sin embargo, partidos como Ciudadanos, UPyD, Unió y Partido Aragonesista se sumaron ayer al pacto de las dos principales fuerzas políticas españolas. El grupo podría ampliarse si el grupo vasco y catalán ceden a la presión asfixiante a la que son sometidos durante los últimos días. Fuera han quedado, los independentistas vascos de Amaiur, Podemos e Izquierda Unida.
Estas tres fuerzas parlamentarias censuran que el acuerdo esconde “la legitimación de buena parte de medidas excepcionales” desarrolladas en los últimos años. Es decir, más control, especialmente sobre redes sociales, más policías y condenas de hasta tres años por un tuit sospechoso.
Es la reacción a una especie de “estrés postraumático” que afecta a los gobiernos europeos desde la matanza del pasado 13 de noviembre en París. El líder Ciudadanos, Albert Rivera, aseguró al finalizar la reunión que “la unión de los demócratas es clave en la lucha contra el ISIS, y queremos decir que vamos a estar juntos en la lucha contra el terrorismo internacional”.
Este análisis se encuentra en las antípodas de la visión que la izquierda española tiene sobre el problema. Podemos e IU se han sumado a la iniciativa popular junto a alcaldes como Ada Colau y Manuela Carmena que han lanzado un manifiesto contra los ataques yihadistas, la islamofobia, el recorte de libertades y la escalada bélica en Oriente Medio.
Al margen de la creciente hostilidad que respira en Europa hacia los ciudadanos musulmanes -más de 400 ataques reportados desde el 13 de noviembre- el Gobierno de España se encuentra en la difícil tesitura de apoyar o no a Francia en una hipotética intervención en Siria, algo que ni François Hollande sabe bien dónde hacerla ni durante cuánto tiempo ni con qué objetivo.
A un mes de las elecciones generales y con el dramático antecedente de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, Rajoy muestra síntomas de querer esperar a conocer los resultados y tener las manos libres para actuar. (I)