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Más de 41.000 personas llegaron este año a Italia desde el continente más pobre en embarcaciones precarias ¿

La inmigración ilegal de África a Europa sortea los peligros en busca de un sueño

Migrantes de África Occidental esperan en una habitación en Agadez, al norte de Níger, para viajar a Libia desde donde intentarán llegar a Europa cruzando el mar Mediterráneo.
Migrantes de África Occidental esperan en una habitación en Agadez, al norte de Níger, para viajar a Libia desde donde intentarán llegar a Europa cruzando el mar Mediterráneo.
Foto: AFP
16 de junio de 2017 - 00:00 - Redacción Mundo y Agencia AFP

Agadez, Níger.-

Uche llegó desde el sur a la ciudad de Kano, en el norte de Nigeria, a través de transportes abarrotados y por una ruta llena de baches. Hace cuatro días que espera y su periplo hacia Europa aún no ha comenzado.

Su camino está trazado de antemano: llegar a Agadez, la ciudad de Níger a las puertas del Sahara, y viajar en camión hasta Sabha, en el suroeste de Libia. De allí a Trípoli, y luego Italia o España. Si todo sale bien. Sin embargo, apenas comienza el viaje surgen los problemas. El traficante que debía hacerle cruzar la frontera con Níger fue detenido.

“Su casa quedó bajo vigilancia”, relata Uche, electricista. De momento, está varado en Kano, en el barrio cristiano de la ciudad, donde encontró un amigo que lo aloja.

Pero Uche, un hombre de baja estatura, no se desanima por este primer contratiempo. Está decidido a seguir su camino. “Voy a dar vueltas hasta encontrar a alguien que me lleve a Agadez”.

La odisea de los migrantes africanos hacia Europa está repleta de obstáculos y peligros: abusos, robos, miedo, hambre, sed, violencia y a veces incluso la muerte. Aunque a menudo muchos al igual que Uche los ignoran ofuscados por su sueño de una vida mejor.        

Sin embargo, la ruta marítima entre el norte de África y el sur de Europa no ha cesado. Más de 41.000 personas llegaron este año desde África a través de Libia, y entraron a Italia en embarcaciones precarias (contra poco menos de 27.000 el año pasado).  

Salida

Gambia, Costa de Marfil, Senegal, Nigeria... Todo empieza en el país de origen con los intermediarios u ojeadores que deben organizar el viaje.

Su honestidad y sus precios varían. El candidato a la migración a menudo es engañado sobre la llegada a Europa. Muchos sin papeles en su país de origen, debido a una administración deficiente, no entienden el estatuto de ‘clandestino’ en Europa. Y los intermediarios se cuidan de decirles que la imagen de una Europa donde el dinero corre a raudales es un espejismo.

Pese a la televisión y a internet, los migrantes ignoran también la extrema dificultad del viaje: “No sabíamos que arriesgábamos nuestra vida”, explica Kanté Seku, de 27 años, que renunció al viaje tras llegar hasta Libia.

Los intermediarios piden entre 200.000 y 1 millón de francos de la Comunidad Financiera Africana ($ 334 y $ 1.672, respectivamente) por un trayecto ‘hasta Europa’, que en realidad a menudo termina en la ciudad nigerina de Agadez o en Libia.

Hacia Níger

A pesar de la reciente presión de las autoridades nigerinas para poner fin al paso de migrantes, Níger es un importante punto de tránsito.

El viaje hacia Níger debería ser una mera formalidad dentro de la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (Cedeao, grupo de 15 países con libre circulación de bienes y mercancías), pero policías y aduaneros cobran derechos de paso a los migrantes a lo largo del trayecto.

Los de Burkina Faso son particularmente ‘voraces’, según testigos. Migrantes como el senegalés Abduolaye Fanne han permanecido encerrados en celdas abarrotadas para obligarles a pagar.

De camino a Níger, también los gendarmes cobran ‘comisiones’ en cada retén. Las compañías de autobús hacen viajes con migrantes y no migrantes en vehículos diferentes y los gendarmes saben por adelantado qué autobuses deben controlar.

En 2016, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) contabilizó 335.000 migrantes que salían de Níger hacia el norte de África, mientras que 111.000 ingresaron. Pero estas cifras son parciales, ya que el organismo de la ONU solo cuenta a los migrantes que pasan por sus puntos de control.

Agadez

Es un punto de paso casi obligatorio. Desde aquí se sale hacia Libia o Argelia. Sin embargo, con el recrudecimiento de los controles, en el este de Níger se abrieron nuevas ‘rutas’ que parten de Zinder, más al sur, mientras que otras rodean Agadez por el oeste a partir de Dosso, según varios traficantes.

En Agadez, los migrantes son agrupados en ‘albergues’ o ‘guetos’ propiedad de los traficantes. A menudo son simples parcelas de terreno rodeadas por un muro. En otras ocasiones hay una pequeña casa. A veces, nada. En esos casos, los migrantes tienden plásticos para protegerse del sol. En general no hay ni agua ni electricidad.

Desde hace meses, han desaparecido los guetos visibles en el centro de la ciudad mientras proliferaban en las zonas periféricas. Se evitan así los controles policiales y se puede salir de la localidad sin pasar por las grandes arterias, explica un intermediario.  

Los traficantes de personas recuperan después a los migrantes en las estaciones de autobuses, donde son agrupados por nacionalidades para evitar problemas de cohabitación.

En este momento, a muchos ya no les queda dinero, entonces los mediadores se encargan de organizar por teléfono colectas de fondos a sus familias.  

Mientras esperan la salida hacia Libia, los migrantes malviven en condiciones precarias. Para ganar un poco de dinero, los hombres buscan pequeños trabajos y muchas mujeres acaban prostituyéndose. (I)

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