Seis mil quinientas personas participaron ayer en Barcelona en una manifestación contra el “golpe separatista” en Cataluña, una región del noreste de España.

La marcha salió de la Plaza Urquinaona de la capital catalana y terminó al mediodía, frente al Palau de la Generalitat, sede del Gobierno regional dirigido por el independentista Carles Puigdemont. Según el ayuntamiento de Barcelona, se contabilizaron unas 6.500 personas, no obstante, los manifestantes enumeraron a 15.000 ciudadanos.

Se trata de la primera marcha convocada en Barcelona por la Sociedad Civil Catalana (SCC), una plataforma ciudadana fundada en 2014 contra el independentismo. “No quiero la independencia, soy española, nací en Burgos y me vine a Barcelona en búsqueda de trabajo hace 30 años”, dijo Gloria Chicote, una enfermera de 60 años.

Los reclamantes, entre cánticos y banderas de España y de Cataluña, instaron a las autoridades catalanas, al Gobierno y a los partidos independentistas, poner fin a su “deriva nacionalista”.

El antiguo dirigente regional independentista Artur Mas y su sucesor Carles Puigdemont “han envenenado nuestra sociedad”, aseguraba así Manuel López, un jubilado convencido de que un verdadero “golpe de Estado” está en preparación en Cataluña.

Puigdemont prometió la secesión si gana un referéndum sobre la independencia, que tiene previsto organizar en septiembre como muy tarde.

Los independentistas, mayoritarios desde 2015 en el Parlamento regional, reclaman desde 2012 en Madrid la posibilidad de organizar este referéndum. La ausencia de diálogo y la crisis económica reforzaron su grupo, que acusa a Madrid de limitar su libertad de expresión.

Entre los manifestantes estaban también representantes del Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy, quien intenta una “operación de diálogo” para impedir el creciente alejamiento de una parte de los catalanes, divididos casi en proporciones iguales entre independentistas y partidarios de permanecer en España. (I)