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MAS acusa al PP de llevar al país a una crisis

La fiscalía moviliza a la Policía contra el proceso independentista en Cataluña

Artur Mas. Foto: AFP
Artur Mas. Foto: AFP
11 de noviembre de 2015 - 00:00 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

La tensión entre Cataluña y España no deja de crecer y nadie es capaz de aventurar a estas horas cómo terminará un episodio que ya ha abierto profundas heridas que tardarán en cerrarse. Hasta el rey Felipe VI anunció ayer que suspendía los actos previstos en su agenda institucional para mantener hilo directo con el avance de los acontecimientos.

El principal era saber cómo el candidato a la presidencia de la “República catalana”, el conservador Artur Mas, intentaba convencer sin éxito a los izquierdistas de la CUP para que apoyen su investidura.

Mientras esto ocurría en Barcelona, en Madrid, el Estado español activaba todos los recursos a su alcance para frenar la decisión del Parlamento de Cataluña de declarar la independencia de forma unilateral. Primero fue el Consejo de Estado, el órgano consultivo supremo del Reino en materia constitucional, quien exigió al Gobierno de Rajoy la inmediata impugnación de la resolución soberanista catalana ante el Tribunal Constitucional al considerar que viola abiertamente al menos cuatro artículos esenciales de la Carta Magna.

DATOS

Esta es la quinta vez que Cataluña intenta proclamar su independencia a lo largo de la historia aunque todas fracasaron.

La primera fue en enero de 1641, en plena Guerra de los 30 años, y se produjo como reacción al intento centralizador del rey Felipe IV. Seis días después de la declaración de independencia, Cataluña proclama su adhesión al rey Luis XIII de Francia y acata el orden político galo. Tras una guerra de 18 años, Francia se anexionó buena parte de los territorios de la Cataluña francesa y el resto volvió al redil español.

En 1873, en la primera República española, proclaman el Estado catalán dentro de la federación española. En 48 horas, tras duras negociaciones, el intento se diluye de forma pacífica.

En 1931, Francesc Maciá anuncia la creación de la república federada catalana dentro de la república de España. El Gobierno negocia durante tres días y pactan la renuncia soberanista a cambio de un estatuto de autonomía y un Parlamento propio.

En 1934, el líder de Esquerra Lluís Companys, mítico presidente de Cataluña, proclamó el estado catalán dentro de la República Española y tachó de “monarquizante y fascista” al Gobierno de Madrid, quien declaró el estado de guerra. Companys fue detenido, encarcelado y fusilado por orden de Franco en 1940. (I)

Horas después era el Fiscal jefe de la Audiencia Nacional, el tribunal encargado de juzgar los grandes delitos que se producen en España, quien reafirmaba el dictamen emitido el pasado jueves ordenando a todos los cuerpos policiales del país, entre ellos la policía autonómica de Cataluña que depende del Ejecutivo regional, a que actúen en cuanto detecten “delitos contra la forma de Gobierno”, en los que enmarca la sedición y la rebelión.

Esta decisión afectaría a cualquier ciudadano, excepto diputados y miembros del Gobierno catalán, pero sí a “otras autoridades, funcionarios públicos o particulares”. La orden tramitada consta de 11 páginas y advierte que, en caso de producirse un delito de sedición, la ley contempla penas que oscilan entre los 10 y los 15 años de cárcel que podrían agravarse con otros cargos como los de prevaricación, desobediencia, usurpación de atribuciones y el uso indebido de fondos públicos.

Los dirigentes políticos que han promovido la declaración independentista están exentos de esta medida porque sólo pueden ser investigados, si así se decidiera, por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña o el Tribunal Supremo.

Sin embargo, este carro de advertencias no amilanó a Artur Mas, quien en su discurso de investidura acusó al PP de la situación extrema que se vive en estos momentos en todo el país. En su opinión, el partido de Mariano Rajoy “ha sembrado la semilla de la discordia en toda España proclamando que el Estatut era una gran afrenta contra todos los ciudadanos y que podía empobrecer a los niños andaluces”.

Y concluyó su intervención con un mensaje demoledor: “Ustedes son los culpables cerrando la puerta a tres demandas explícitas de esta Cámara: El pacto fiscal, la celebración de un referéndum y la negociación de una eventual independencia”.

La respuesta del portavoz de los populares, Xavier García Albiol, revolucionó el hemiciclo, al asegurar que las palabras de Mas no eran más que una proclama vacía, “pura retórica” – dijo -, puesto que si “considera que somos mala gente” podría llegar a acuerdos económicos, sociales y fiscales con Ciudadanos y PSOE, evitando así pactar con un “partido estrafalario y radical como la CUP”.

En ese instante, todos los representantes del partido independentista aludido por García Albiol se levantaron de sus asientos para dispensarle una atronadora e irónica ovación. Sin embargo, tampoco darán su apoyo a Artur Mas. “Jamás”, recalcó su líder, Antonio Baños.

A cambio propusieron un presidente de consenso, Raül Romeva, el economista que un día formó parte de Izquierda Unida y que, por diferencias aun no esclarecidas del todo, decidió cambiar de orilla para formar parte de un bloque independentista con claros tintes neoliberales como Junts pel Si.

Está por ver si el candidato propuesto acepta el reto lanzado por los 10 representantes del grupo político clave pero con menor representación de todo el Parlamento de Cataluña. (I)

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