La disputa interna resurge en Irán con la campaña electoral
Teherán.- Las disputas internas entre el actual mandatario iraní, Mahmud Ahmadineyad, y el líder supremo, el ayatollah Ali Khamenei, se recrudecieron en las últimas horas, después de que el régimen vetara la candidatura de dos aliados del jefe del Estado para las elecciones presidenciales del próximo 14 de junio.
La campaña, según informó el Ministerio del Interior, está abierta desde ayer, tras la publicación de los nombres de los ocho candidatos admitidos para las presidenciales, de los que cinco son conservadores principalistas cercanos a Jamenei, dos reformistas moderados y uno tecnócrata independiente sin adscripción.
Los dos candidatos que ponían en cuestión la línea dominante principalista del régimen teocrático musulmán chií de la República Islámica, el ex presidente reformista moderado Akbar Hashemi Rafsanyani y el nacionalista conservador y liberal en cuestiones sociales Esfandiar Rahim Mashaei, fueron descalificados.
Según un diplomático europeo, que pidió el anonimato, “con la eliminación de Rafsanyani se ha quebrado un pilar del régimen y se ha reducido el espacio político, económico y social del sistema”, que se ha reducido a “la línea dura de Jamenei”.
“Esto es un aviso de los sectores más reaccionarios del sistema, tanto interno como hacia el exterior, de que las posiciones del régimen no van a cambiar y que, en todo caso, se van a endurecer, también en las negociaciones en materia nuclear”.
Para esta fuente, “no hay duda de que un sector militar, del Cuerpo de Guardianes de la Revolución, que se beneficia de la situación actual de aumento del aislamiento del país, ha presionado para eliminar a todos aquellos que apuntaban a una posible negociación y acuerdos internacionales”.
En este momento, todo es posible, antes y después de las elecciones, dijo el diplomático, que apuntó que, en su opinión, todos los que no están dentro de la línea dominante “están bajo sospecha”, incluido el presidente, Mahmud Ahmadineyad, que manifestó su protesta por la eliminación de su candidato, Mashaei.
Ahmadineyad dijo considerar a Mashaie como “un buen creyente, calificado y útil para el país”. “Por eso lo presenté como candidato, pero fue víctima de una injusticia”, agregó, según la página web de la presidencia.
Por su parte, Mashai anunció que recurrirá legalmente su exclusión por parte del Consejo de Guardianes, que elige los candidatos para los comicios nacionales en Irán, mientras Ahmadineyad aseguró que su patrocinado “ha sido humillado” y aseguró que tratará el asunto con Jamenei y espera que sea finalmente admitido.
La reacción de Rafsanyani fue más lacónica: se ha limitado a anunciar que no va a recurrir su eliminación como candidato, y pedirá a sus seguidores que no entren en campañas de descrédito para defender genéricamente la “presencia de todas las tendencias” en las elecciones para mantener la fortaleza del régimen.
Mientras tanto, la falta de contraste entre los cinco candidatos conservadores y el mediano relieve de los otros tres aspirantes a la Presidencia ha hecho perder interés a la campaña y, pese a los llamamientos a la participación popular y al voto como símbolo de respaldo al régimen islámico, la abstención podría ser muy elevada.
Los candidatos
Entre los ocho conservadores admitidos hay dos imputados por el atentado a la mutual judía en la Argentina, AMIA, en 1994: Ali Akbar Velayati, asesor del líder supremo y ex ministro de Exteriores; y Mohsen Rezaei, ex comandante del Cuerpo de Guardianes de la Revolución y actual secretario del Consejo del Discernimiento.
También están Said Jalili, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional y principal negociador internacional del país en materia nuclear, que forma parte del círculo más cercano a Jamenei y podría ser el próximo presidente de Irán.
También están Mohamad Bagher Qalibaf, alcalde de Teherán; Gholam Ali Hadad Adel, parlamentario y ex presidente del Parlamento.
Los otros tres candidatos admitidos se presentan como independientes, aunque Hasan Rohani y Mohamad Reza Aref están considerados reformistas moderados y Mohamad Qarazi, que ha desempeñado cargos públicos con distintas administraciones, es un tecnócrata sin adscripción.
Con estas ocho candidaturas, las elecciones presidenciales del mes próximo serán políticamente las más restringidas de la historia de la República Islámica de Irán desde su implantación en 1979, con solo un sector del régimen con fuerza para ganar los comicios y todo el resto relegados o proscritos.
La reelección de Ahmadineyad en el 2009, en una votación que sus opositores dijeron que estuvo manipulada, llevó a los peores disturbios en la historia de la república islámica, dañando la legitimidad del sistema de Gobierno. El mandatario no puede postularse porque la Constitución prohíbe la candidatura después de dos mandatos.
La elección del séptimo presidente de Irán está programada para el 14 de junio. De no obtener más del 50% de los votos ningún candidato, una segunda vuelta con los dos candidatos más votados está prevista para el 21 de junio siguiente.
Irán es un país de mayoría musulmana que profesa la escuela de pensamiento chiíta y desde 1979, cuando un levantamiento nacional derrocó a la monarquía prooccidental del Sha Mohammad Reza Pahlevi, es una república islámica.