Gobierno y oposición buscan un consenso para una nueva ley electoral
La derecha italiana resucita en las elecciones
La derecha italiana acaba de demostrar a Europa que no estaba muerta, solo desunida. Su sorprendente resultado en las recientes elecciones municipales ha desatado una tormenta de temores políticos ante un posible regreso al poder de la alianza entre la Forza Italia (FI) de Silvio Berlusconi, la xenófoba Liga Norte y la ultraderechista Hermanos de Italia.
El primer paso ya lo han dado al conquistar 59 de los 158 ayuntamientos de ciudades mayores de 15.000 habitantes, entre ellos Génova, el bastión inexpugnable del izquierdismo transalpino. “Los electores nos quieren unidos”, clamó esta semana Giovanni Toti, gobernador de la Liguria, convertido hoy en uno de los hombres fuertes de la nueva FI berlusconiana.
Sin embargo, la tarea de compactar tantos egos bajo una misma bandera no va a resultar sencillo. Desde su triunfo electoral no han parado de pelearse entre ellos para ver a quién atribuir este renacer político de la derecha y cómo actuar a partir de ahora.
Ni siquiera el ex Cavaliere, que en septiembre cumplirá 81 años, renuncia a liderar una hipotética coalición de cara a unas elecciones legislativas aún sin fecha pero que no tardarán más de seis meses en celebrarse por la conclusión natural de la actual legislatura. El problema para Berlusconi es que el líder de la Liga Norte, Matteo Salvini, también aspira a ocupar el puesto.
La cohabitación entre los tres partidos de la alianza es otro de los impedimentos colosales que los arquitectos de la coalición están encontrando. Mientras el expresidente del Consejo de ministros defiende la unidad de fuerzas políticas “diversas” asociadas por su actitud “liberal, moderada y las raíces cristianas”, Hermanos de Italia lo rechaza de plano siguiendo el patrón establecido por el neofascismo italiano clásico.
“Lo de la moderación es una categoría que en política ya no existe. Ahora interesan más los contenidos, no las etiquetas”, respondió esta semana su líder, Giorgio Meloni.
Si logran aparcar sus diferencias, algo imprevisible tratándose de un país como Italia, donde todo es posible que suceda, la derecha se convertiría en la gran amenaza para el Partido Democrático (PD) de Matteo Renzi, quien sigue buscando el momento ideal para hacer caer al gobierno de Paolo Gentiloni y recuperar el poder.
Comicios anticipados
Los rumores que no cesan es que podrían convocarse los comicios para noviembre aunque antes deberán de terminar de acordar una ley electoral con la oposición, algo difícil de lograr en la caótica política de Italia.
Pese a que no faltan voces críticas en el PD por un resultado menos triunfante del que muchos esperaban en las elecciones municipales, el optimista Renzi trata de mostrar estos días su fortaleza al subrayar que ganar en 67 de las 158 ciudades con más de 150.000 habitantes no puede calificarse como una “derrota”.
Lo repitió el miércoles, apoyado en un vistoso gráfico donde se obviaba, cómo no, el claro retroceso en sufragios sufrido por su partido. En su análisis, el ex primer ministro insistió en que no se pueden analizar estos comicios locales como si de unos nacionales se tratara.
Pero quien se negó de plano a admitir su estrepitosa derrota fue el Movimiento 5 Estrellas (M5E) que lidera el cómico Beppe Grillo. Lograr solo 8 de las urbes más pobladas y no clasificarse para la segunda ronda en las 4 capitales regionales en las que se votó da cuenta que el “partito anticasta” ha perdido fuelle de cara a la verdadera carrera política que acabará en las inminentes elecciones nacionales.
Pese a sus pésimos datos, miembros destacados de la dirección de M5E sacan pecho en público al asegurar que siguen siendo la fuerza más votada de Italia “porque el resto son coaliciones de partidos”.
Tiene razón uno de sus diputados más destacados, Danilo Tonicelli, quien calificó las alianzas que han conformado sus rivales como “mercancía falsificada”.
El problema para la formación de Beppe Grillo es que sea cual sea finalmente la ley electoral que se pacte en las próximas semanas, nadie tiene la más mínima duda de que se formarán coaliciones a uno y otro lado del arco ideológico que puede dejar M5E.
Y esto, a expensas de una sorpresa casi sobrenatural incluso para un país tan peculiar como Italia, dejaría a Grillo y los suyos como meros espectadores de una lucha política que se presenta apasionante.
A nivel nacional, el M5E y el PD están empatados en las encuestas electorales, con cerca de 30% de intención de voto.
Solo nueve millones de los 50 que figuran en el censo electoral italiano estaban convocados a las urnas para estas municipales parciales. (I)