La derecha encoge en las calles y abraza al juez Moro y al ajuste de Temer
El fracaso de las manifestaciones de la derecha a favor del juez Sergio Moro y, de paso, para proteger el ajuste neoliberal del presidente Michel Temer, abren espacio para que la izquierda se haga fuerte en la calle y tenga al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como favorito para las elecciones de 2018, según las encuestas.
Los movimientos que fueron apoyados en forma secreta por el Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) de Temer para organizar las marchas a favor de la destitución de la presidenta Dilma Rousseff se han reducido a un puñado de personas que sueñan con la llegada del juez Sergio Moro a tomar las riendas del país, una suerte de salvador por fuera de la política.
El fracaso de las manifestaciones del domingo, con no más de 10.000 personas en todo el país, también se debe a que el Movimiento Brasil Libre, el más importante de estos grupos, pasó a defender la reforma jubilatoria del gobierno de Temer, la liberalización del mercado de armas y a combatir a la clase política.
La obsesión de estos grupos es que el juez Sergio Moro decrete la detención del expresidente Luiz Inácio Lulad a Silva, a quien interrogará como acusado el 3 de mayo, en una causa en la cual la fiscalía sostiene que la empresa constructora OAS le regaló un apartamento en la playa al fundador del Partido e los Trabajadores (PT) a cambio de ventajas en contratos con Petrobras.
El juez Moro se ha convertido en el héroe de estos grupos de derechas que defienden las medidas neoliberales de Temer, pero se cuidan de no nombrar al presidente que llegó al cargo mediante el juicio político contra Rousseff. "Es verdad que no vino mucha gente. La presión popular a la clase política sigue", dijo el líder de Vem Pra Rua.
Este grupo trabajó por el impeachment de Rousseff que alerta sobre un proyecto de ley para evitar que sean juzgados los casos de financiación ilegal de la política, una suerte de autoamnistía frente a las delaciones premiadas de los ejecutivos de Odebrecht.
Esta vez, como el foco era toda la clase política prácticamente y apenas se salvaban Temer y el juez Moro, no hubo una gran promoción de los medios de comunicación, tradicionales aliados durante la organización. En Sao Paulo, la policía, que responde a un gobierno aliado de Temer, no dio cifras, pero no hubo más de 5 mil personas. En Brasilia apenas 600 se manifestaron. En Rio de Janeiro menos de 2.000, muchos de ellos con consignas a favor de la dictadura militar (1964-1985).
Kim Kataguiri, líder del Movimiento Brasil Libre (MBL), que defiende la reforma jubilatoria y la flexibilización laboral, dijo que su espejo de economía es Estados Unidos. En ningún momento de su discurso este joven dirigente ultraconservador criticó a Temer, lo que decepciónó a algunos manifestantes. Su escenario tenía una foto del juez Moro, quien agradeció por Facebook por anticipación la realización de la marcha para defender la operación 'Lava Jato', pero también la consigna para liberar la compra de armas.
La manifestación de la derecha choca con los millones que pararon al país en la jornada de movilización del 15 de marzo contra la reforma jubilatoria. "Los trabajadores salieron a disputarle a la derecha las calles. Hace algunos años se veía un paro tan amplio, fue un salto cualitativo. Las luchas contra el golpe se limitaron a los movimientos sociales, con la población apática en relación al enfrentamiento político", dijo Guilherme Boulos, del izquierdista Movimiento Sin Techo (MTST), el grupo social más activo contra el gobierno de Temer desde que se inició el derrocamiento de Rousseff. (I)