El retorno de las vacaciones del presidente de Cataluña, Artur Mas, no podía haber sido más abrupto. Al comité de bienvenida preparado por el gobierno del PP con la reforma del Tribunal Constitucional se le une ahora el escándalo de las donaciones ilegales millonarias al partido Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), el partido de Mas, por parte de la constructora Teyco. Los registros practicados por agentes policiales en la sede de la formación independentista aportan pruebas sobre el manejo de dinero opaco, influencias con el poder y corrupción. Todo indica que Teyco, uno de los contribuyentes financieros de la fundación democristiana y 7878-CatDem, vinculada al partido de Mas, desviaba de manera sistemática el 3% de cada contrato suscrito con el Gobierno catalán durante décadas a cuentas camufladas de la fundación.

A pesar de que el fragor plebiscitario va subiendo de temperatura a medida que pasan los días, poco están pudiendo hacer los fontaneros de Artur Mas para frenar la avalancha de golpes recibida en los últimos días. El martes se sometió a una intensa entrevista con los medios públicos de la región y pudo comprobar cómo la corrupción que asola a su partido ha empezado a minar la causa soberanista que hasta junio parecía invencible en Cataluña. La evasión de capitales de la ‘honorable’ familia Pujol, padre y madre de catalanismo conservador moderno, y el fraude del 3% de Teyco no cabe borrarlos de un plumazo.

En el bando contrario se frotan las manos. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció el jueves que la reforma del Tribunal Constitucional destinada a sancionar y suspender de sus funciones a aquellos funcionarios del Estado que hagan oídos sordos a sus veredictos, seguirá adelante “con o sin apoyo del resto de partidos”. Rajoy ha colocado en la diana a Artur Mas, a quien acusó de tapar la corrupción en su territorio con “disparates independentistas”.

A poco más de dos semanas de las elecciones y con las encuestas rastreando hace dos días una leve ventaja de la lista independentista y al día siguiente una victoria apretadísima del resto de fuerzas, la campaña va camino de emponzoñarse al límite si, como parece, continúan apareciendo pruebas involucrando todavía más al CDC en cobros ilegales multimillonarios.

El propio presidente de Cataluña se recusó a sí mismo el miércoles de cualquier red corrupta, aunque admitió que directivos de su partido puedan terminar salpicados por un fraude de inusitada envergadura. “A estas alturas de la película, yo ya no creo en según qué casualidades. La Fiscalía y la Guardia Civil han realizado la operación de registro en las sedes del partido y recuerdo que se trata de poderes que jerárquicamente dependen de las estructuras del Gobierno central”.

Por el momento, el amargo trago que deberán ingerir en los próximos días los partidarios de un Estado catalán soberano consiste en dos pagos, de 50.000 euros cada uno, abonados por la constructora Teyco a la fundación del CDC CatDem. (I)