La corrupción eclipsa el debate en España
Madrid.-
Los escándalos de corrupción que sacuden al oficialista Partido Popular (PP) desbordaron la imagen de una España idílica que Mariano Rajoy pretendió vender, ante el Parlamento, en su primer debate sobre el estado de la nación como presidente del Gobierno.
El aislamiento que ha acompañado al gobernante en los 14 meses de mandato, con un PP aprobando en solitario sus decisiones en el Congreso de los Diputados, quedó nuevamente en evidencia ayer, cuando la mayoría de los partidos de la oposición desaprobó su gestión.
En su rendición de cuentas anual ante la Cámara baja, que concluyó ayer tras dos días de sesiones, Rajoy volvió a defender sus draconianas medidas de ajuste, pese al galopante deterioro social que ha llevado a las calles la ira de los ciudadanos.
Con casi 6 millones de desempleados y 1’833.700 hogares con sus miembros en paro, Rajoy se congratuló de las políticas neoliberales decretadas por el Ejecutivo, hasta el extremo de presumir de haber salvado a España del “naufragio”.
Tras anunciar una “segunda generación” de reformas, destinadas también, según sus palabras, a estimular el crecimiento y la creación de empleo, el líder conservador señaló que las políticas de austeridad permitieron “dejar atrás la inminencia del desastre”.
Durante su alocución, calificada por su bancada de triunfalista y alejada de la realidad por casi todo el bloque parlamentario opositor, el también presidente del PP propuso un pacto contra la corrupción, otro de los temas que despierta la desafección de la sociedad hacia la clase dirigente.
Sin mencionar las denuncias que involucran a los populares en una supuesta financiación ilegal, Rajoy planteó un mayor control sobre las cuentas y la gestión de los partidos políticos, en un momento de descrédito de toda la dirigencia del PP.
De acuerdo con recientes revelaciones periodísticas, Luis Bárcenas, ex tesorero del PP, pagó durante años sobresueldos opacos a connotados dirigentes de la ahora agrupación en el poder.
Estos escándalos de corrupción estallaron hace un mes, cuando el diario El Mundo afirmó que Bárcenas distribuyó a altos cargos del partido gobernante sobres con dinero en negro procedente de donaciones de empresas privadas.
Según la versión del matutino, el actual ocupante del Palacio de la Moncloa nunca percibió tales retribuciones y ordenó poner fin a esa práctica en 2009, con lo que en cierto modo reconoció las supuestas irregularidades.
En cambio, el diario El País difundió el pasado 31 de enero la presunta contabilidad manuscrita elaborada por Bárcenas, en la que sí aparece que Rajoy se benefició de 25.200 euros al año entre 1997 y 2008, una evidencia desmentida por el jefe del Ejecutivo español.
A esa lacra se refirieron durante sus intervenciones en la Cámara los líderes de las dos principales fuerzas de la oposición, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la coalición Izquierda Unida (IU).
Sobre la presunta financiación ilegal del PP, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, afirmó que lo mejor sería que Rajoy dimita y dé paso a otro presidente.
Cree usted que se puede gobernar un país en crisis estando pendiente de que cada mañana al señor Bárcenas le entre un ataque de sinceridad, le preguntó Rubalcaba al mandatario, en su crítica intervención luego de acusarlo de romper la cohesión social con sus duros recortes en educación y salud.
Luego de definir al Gobierno del PP como el de la recesión, el desempleo y la desigualdad, el dirigente socialista reprochó a Rajoy que en su discurso no dijera una sola palabra sobre los desahucios de viviendas, una de las caras más siniestras de la crisis económica.
En la misma línea se pronunció el coordinador federal de IU, Cayo Lara, quien emplazó al presidente del Ejecutivo a presentar su renuncia, al considerar que perdió legitimidad para continuar en el cargo. “La única salida honrosa que le queda es darle la voz al pueblo de nuevo y que sean los ciudadanos quienes se pronuncien, porque no cuenta con la confianza de la sociedad y porque gobierna contra los deseos de la mayoría de los españoles”, subrayó Lara.
Ayer, Rajoy trató de nuevo de sortear la sombra de su ex tesorero, traída a colación por los grupos minoritarios de la Cámara baja: Partido Nacionalista Vasco, Amaiur, Esquerra Republicana de Cataluña, Bloque Nacionalista Gallego y Compromís.
Los portavoces de las cinco agrupaciones incluso le exigieron que se pronunciara sobre los casos de corrupción que también salpican a la corona española, en alusión al yerno del rey Juan Carlos que es imputado en una hipotética trama corrupta.
Y en este caso, ni a una sola de las cuestiones planteadas respecto al papel o la falta de transparencia de la monarquía o el caso de Iñaki Urdangarin (esposo de la infanta Cristina) contestó el gobernante.
¿Por qué no habla de la casa real o acaso se volvió usted republicano?, lo interpeló el portavoz de ERC, Alfred Bosch, pero ni aún así Rajoy respondió y volvió a centrarse en su agenda reformista para una España distinta a la que vive el resto de sus compatriotas.