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Otra de las promesas es restablecer la relación con estados unidos

La “antipolítica” de Marina Silva encanta a los banqueros

Las campañas para esta licenciada de Historia son intensas. Con 56 años, Silva se perfila como la contrincante de Rousseff en la segunda vuelta en Brasil. Foto: AFP
Las campañas para esta licenciada de Historia son intensas. Con 56 años, Silva se perfila como la contrincante de Rousseff en la segunda vuelta en Brasil. Foto: AFP
02 de septiembre de 2014 - 00:00 - Pablo Giuliano. Corresponsal desde Sao Paulo, Brasil

A poco más de un mes para las elecciones brasileñas, el país está conmocionado por el ascenso de la exdirigente ambientalista Marina Silva, según los sondeos, que vencería la presidencia de la séptima economía del mundo con el amplio respaldo financiero y los sectores críticos del gobernante Partido de los Trabajadores (PT).

Ante el ‘Huracán Marina’ aparecen los interrogantes sobre su plan de gobierno y las dudas de su discurso contra la política tradicional y su política “ecoliberal”, reducción del Estado en la economía y una política exterior más alejada de Sudamérica.

Según Datafolha, el 5 de octubre Marina Silva, del Partido Socialista Brasileño (PSB) empatará con el 34% de los votos con la presidenta Dilma Rousseff y la vencerá en el balotaje del 26 por una diferencia de 10 puntos. Así, esta maestra licenciada en Historia de 56 años, que nació y creció en el estado amazónico de Acre (frontera con Perú y Bolivia), donde trabajó de niña como extractivista del látex y se alfabetizó a los 14 años, se convirtió en la sensación del proceso electoral brasileño.

“Marina es capaz de reunir a la derecha financiera con las ONG más izquierdistas, un sentimiento anti PT de las capas medias”, analizó a EL TELÉGRAFO, bajo condición de anonimato, un directivo de un banco extranjero presente en el lanzamiento del programa de gobierno de Silva, aspirante por el Partido Socialista Brasileño (PSB).

Cuando el 13 de agosto cayó el avión Cessna del candidato Eduardo Campos, jefe del PSB, Marina, sin partido propio, apenas con su grupo Red Sustentable, se quedó con la herencia política. Los principales medios de comunicación, que adhirieron a Marina Silva como la mejor forma de sacar al PT del poder, han comenzado a exponer dudas, sobre su capacidad de gestión.

El plan de gobierno lanzado el viernes pasado hablaba de una ley de matrimonio igualitario, pero esta evangélica, aparentemente por la presión de la influyente bancada parlamentaria de esa religión, retiró la propuesta.  

Mientras que el PT ha sacado a Lula al centro de la escena para evitar que la popularidad de Rousseff se derrita en la recta final de la campaña. Lula condenó en varios frentes el discurso “antipolítica” de Marina Silva.

La aspirante se fue del PT en 2007, enfrentada con Rousseff dentro del gabinete de Lula, porque este apoyó las estratégicas definiciones energéticas, como la construcción de las hidroeléctricas en la selva amazónica, que pretenden apalancar el crecimiento económico en regiones atrasadas durante 3 décadas.

En el lanzamiento de su plataforma, la exambientalista, que en 2010 fue tercera por el Partido Verde, acompañada por el titular de la multinacional Natura, Gulherme Leal, afirmó que el “petróleo es un mal necesario que debe ser reemplazado por otras fuentes de energía”.

Silva interpreta a parte de la clase media y al mercado financiero cuando promete que reformará la Constitución para anular la reelección. “Somos la tercera vía”, dice al destacar la estabilidad macroeconómica de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) y Lula (2003-2010); “Dilma es la única que entregará el país peor de lo que lo recibió”, sostuvo Silva.

En su programa de gobierno, Silva reivindica el sistema económico neoliberal de Cardoso que continuó en parte Lula y desactivó Rousseff. Tiene metas de superávit fiscal, metas de inflación del 4,5% y regulación de precios mediante la tasa de interés de la economía. “Queremos una inflación como Chile y Colombia”, subrayó.

El plan económico promete restablecer relación con Estados Unidos, sobre todo cuando Rousseff se alejó de Washington luego de haber sido espiada por la Agencia Nacional de Seguridad, según los papeles del extopo Edward Snowden.

El documento del plan de gobierno al que accedió EL TELÉGRAFO indica que habrá un acercamiento con la Alianza del Pacífico y que el Mercosur deberá ser cambiado para permitir que Brasil pueda firmar acuerdos de libre comercio en forma unilateral con otras regiones del mundo.

No dice nada del nuevo rol mundial del país dentro del grupo de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), una de las banderas de Rousseff, sino que reivindica la cooperación Sur-Sur, una bandera histórica del PT.

Marina Silva, para muchos analistas, ha dejado fuera de carrera a Aecio Neves, del Partido Socialdemócrata (PSDB) del expresidente Cardoso, y ha logrado capitalizar el voto estomacal de las clases medias y altas contra el PT y la figura de Lula.

Ha dado guiños a favor del mercado anunciando una independencia del Banco Central y teniendo como escudera y posible ministra de Educación a María Alice ‘Neca’ Setúbal, heredera del mayor banco privado brasileño, el Itaú.

En este sentido, Marina Silva recuerda a un Fernando Collor de Mello apoyado por las grandes corporaciones en las elecciones de 1989.

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