Juan Guaidó reapareció el viernes 24 de enero en una plaza del este de Caracas para dar su primera intervención como autoproclamado presidente interino de Venezuela. Casi en paralelo, el mandatario Nicolás Maduro convocó a algunos medios en el palacio de Miraflores e insistió en que la oposición ejecuta un “golpe de Estado”.   

Guaidó llegó en medio de una multitud que le gritaba “presidente”, acompañado de la junta directiva de la Asamblea Nacional, la misma que lo apoya y es desconocida por el gobierno de Maduro.

Allí, en la tarima, rodeado de sus aliados, en un púlpito improvisado, Guaidó inició su intervención con un minuto de silencio por las 26 personas que fallecieron durante las últimas protestas. A ellos los llamó próceres de Venezuela y prometió que su muerte no sería en vano.

Luego se dirigió a las Fuerzas Armadas de Venezuela, que en las últimas horas declararon su apoyo al gobierno de Maduro. A ellos, a los militares y a sus familias, el presidente interino hizo un llamado entre la algarabía: “llegó el momento de ponerse de lado de la Constitución y del pueblo de Venezuela”.

Elecciones libres

Guaidó detalló su plan a seguir. “Aquí hay una ruta clara”, dijo. “Cese de la usurpación, Gobierno de transición y elecciones libres. El respeto a los derechos humanos, la convivencia y la Constitución son nuestros marcos”, prometió.

La convocatoria a elecciones libres e inmediatas es una de las exigencias de los gobiernos de América y de Europa, que reconocen a Guaidó como presidente interino de Venezuela.

Por último, Guaidó declaró su intención de organizar nuevas movilizaciones para la próxima semana. Para ello, llamó a participar el sábado 26 de enero en asambleas populares en los 335 municipios para difundir la Ley de Amnistía para militares y civiles que aprobó la Asamblea Nacional.

“Van a descargar la ley, la imprimen y nos vamos a organizar en pequeños grupos para entregarla primero a su familiar militar. Si en su edificio vive uno se la pone debajo de la puerta, a las comandancias y alcabalas”, dijo a los venezolanos.

Sobre el rumor que corre sobre su captura, Guaidó señaló: “Si me llevan, eso es un golpe (de Estado)”. Mientras tanto, el presidente Maduro compareció en el palacio presidencial de Miraflores y se dedicó a descalificar al jefe de la Asamblea Nacional, al que acusa de ser “un agente de los gringos en Venezuela”, aunque se manifestó dispuesto a reunirse con él.

Hasta ahora, ningún intento de diálogo ha dado resultado y Guaidó lo rechaza.

Maduro lanzó acusaciones contra EE.UU y España, y amenazó con sacar a  sus cuerpos diplomáticos. Habló además de un “golpe de Estado” y pidió al fiscal general Tarek William Saab penas de 20 años de cárcel a los manifestantes que incurran en actos vandálicos. (I)

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EE.UU. nombra a Elliott Abrams su emisario en Venezuela

El jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, nombró al exdiplomático Elliott Abrams como emisario para “restaurar la democracia” en Venezuela, después de que Washington declaró que el mandatario Nicolás Maduro es “ilegítimo” y reconoce a Juan Guaidó como presidente interino.

“Hay muchas dimensiones sobre cómo podemos asistir a los venezolanos para lograr la democracia y vamos a ser responsables de liderar ese esfuerzo”, dijo Pompeo.

“Elliott será un verdadero activo para nuestra misión de ayudar al pueblo venezolano a restaurar por completo la democracia y la prosperidad en su país”, indicó el funcionario estadounidense.

La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajarova, expresó que la medida anunciada por Estados Unidos de introducir un enviado especial en Venezuela es un intento por gestionar directamente la situación del país bolivariano.

Moscú hizo una férrea defensa del gobierno de Nicolás Maduro y alertó de que cualquier intervención para desalojarlo del poder puede provocar “una catástrofe y un derramamiento de sangre”. (I)