Joaquim Torra mantiene la línea independentistas en Cataluña
No hubo sorpresas. Los 66 votos obtenidos de los dos principales partidos nacionalistas y las cuatro abstenciones de los anticapitalistas de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) bastaron a Joaquim “Quim” Torra para ser investido este lunes 14 de mayo como nuevo presidente de la Generalidad catalana, el décimo desde 1934 y el 131 desde que en el siglo XIV se configuró el sentimiento patriótico catalán.
Tuvo en su contra los 65 votos de la oposición conformada por Ciudadanos, Partido Socialista (PSC), En Comú Podem y Partido Popular (PP). De esta forma, Torra tomó el testigo de Carles Puigdemont, candidato inicial de los independentistas que no pudo ser investido presidente por su situación judicial.
Se trataba del cuarto intento de investidura para dejar en suspenso el artículo 155 impuesto por el Gobierno español tras la fallida proclamación de la república catalana el 27 de octubre pasado.
Además de Puigdemont, fracasaron las alternativas de Jordi Sánchez y Jordi Turull, procesados por rebelión. La última opción de los soberanistas era apostar por un candidato sin causas judiciales abiertas y ese es Torra.
Sin embargo, su mandato aparece cargado de incógnitas. La primera es saber si esta accidentada legislatura que ahora comienza tiene fecha de caducidad, tal y como apuntan varios analistas.
Designado directamente por el expresidente, Torra podría hacer coincidir unas nuevas elecciones en Cataluña con el inicio del juicio contra los dirigentes independentistas previsto para el mes de noviembre.
Un momento especial que podría movilizar a la mayoría soberanista. Hasta entonces, guiará el Gobierno bajo tres de las premisas que caracterizaron a su predecesor en el cargo: “Nuestro referente es Carles Puigdemont, seremos leales al mandato del 1 de octubre (fecha del último referéndum) y construiremos un Estado independiente en forma de república”, lo reiteró en el segundo debate del pleno de investidura.
Torra no tuvo reparos en desvelar que habrá dos gobiernos, uno en el exilio, supuestamente dirigido por Puigdemont, y otro en el Palacio de la Generalidad, en Barcelona.
El “proyecto republicano”, afirmó, pasa por la proclamación del Espacio Libre de Europa y el Consejo de la República, es decir, dos instituciones paralelas “que deberán elegir la asamblea de cargos electos y abrir el proceso constituyente” de la nueva república.
El objetivo, aseguró, es “restituir nuestras instituciones para recuperar la democracia en su máxima expresión: la elaboración de un proyecto de Constitución”.
Aunque en el discurso bajó levemente el tono fuerte empleado en la sesión del sábado, reafirmó la línea de enfrentamiento al Estado planteada por Puigdemont. Y para ello, Torra se comprometió a impulsar las 16 leyes que el Tribunal Constitucional suspendió en la pasada legislatura.
La oposición reprocha
La respuesta de la oposición fue calcada a la que pudo escucharse el sábado, cargando con dureza contra el candidato al que calificaron de “xenófobo”, “racista”, “excluyente” y supremacista.
“Siento tristeza”, afirmó la lideresa de Ciudadanos, Inés Arrimadas, mientras mostraba algunos de los artículos académicos de Torra considerados “repugnantes”.
El líder del PSC, Miquel Iceta, dijo que “luchar contra el nacionalismo ya no es una opción, es una obligación”.
El portavoz de En Comú Podem, Xavier Domènech, censuró a ERC y a la CUP su apoyo a un “conservador como Quim Torra”, lo que “inhabilita” a ambas fuerzas para integrar un frente amplio de izquierda en el resto de España.
Para el Partido Popular (PP), Torra es “un hombre decidido a convertir en invisibles” a los no independentistas y que su oferta de diálogo al Gobierno español es falsa. “En su mano está que el autogobierno no vuelva a ser intervenido”, le espetó su líder, Xavier García Albiol.
La líder del Partido de centroderecha Ciudadanos, Inés Arrimadas, vota en la sesión del Parlamento catalán en Barcelona. Foto: AFP
Carta al rey
Tras confirmarse la investidura de “Quim” Torra, el presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, dio cuenta por escrito al rey Felipe VI del nombramiento, descartando de esta forma la petición de audiencia real en el Palacio de la Zarzuela, como siempre se ha hecho desde 1976.
En cuanto el monarca reciba del Gobierno el decreto, procederá a su firma, como corresponde a sus obligaciones constitucionales, explicaron en la Zarzuela.
La firma del monarca es indispensable para que cualquier presidente autonómico electo asuma el cargo.
Esta anomalía muestra la pésima relación existente entre las instituciones catalanas y la corona, cuya ruptura se produjo tras el discurso real del 3 de octubre a favor de la actuación del Estado en contra del referéndum independentista. (I)
Antecedentes
La victoria independentista
El 21 de diciembre los catalanes votaron masivamente y le dieron una corta mayoría a los independentistas en el Parlamento regional, tras unos comicios atípicos con cargos electos detenidos y otros, como Puigdemont, en el exilio.
70 de 135 diputados proclamaron la secesión de la región de España, en octubre de 2017.
La libertad de Puigdemont
Carles Puigdemont fue puesto en libertad, en abril, bajo fianza por la justicia alemana, que descartó el cargo de rebelión. Todavía debe estudiar si permite la extradición a España. (I)