Japón liberará a los activistas australianos que abordaron un ballenero
Japón liberará a los tres activistas australianos que abordaron un ballenero nipón durante una campaña contra la caza de cetáceos en la Antártida, informó hoy la fiscal general de este país oceánico, Nicola Roxon.
"Estamos satisfechos por la decisión japonesa de no procesar a los tres hombres y de liberarlos", dijo Roxon al Canal 9 de la televisión local.
El buque Shonan Maru 2, que se dirige al océano Antártico y forma parte de la seguridad de la flota ballenera japonesa, entregará los tres activistas al barco que las autoridades australianas han despachado ya y que se dirige al encuentro del barco japonés.
Este operativo para devolver a territorio australiano a los tres miembros de la organización ecologista Forest Rescue "tomará unos días y dependerá de las condiciones meteorológicas", según un comunicado emitido hoy por la oficina de la primera ministra, Julia Gillard.
Los tres activistas australianos abordaron la noche del sábado un barco de la seguridad de los balleneros japoneses a unos 40 kilómetros al suroeste de la costa occidental del país oceánico, aunque la localización exacta del lugar es objeto de polémica.
Con su acto, los tres activistas pretendían forzar al Shonan Maru 2 que dejara de perseguir al barco Steve Irwin, que forma parte de la flota de la organización ecologista Sea Shepherd en la campaña contra la caza de ballenas en la Antártida.
El Ejecutivo de Camberra aseguró ayer que el incidente ocurrió en la zona económica exclusiva por lo que no podía hacer valer la legislación australiana, aunque los grupos ecologistas insisten en que fue en una zona contigua a las aguas territoriales.
El Gobierno de Camberra calificó de "inaceptable" las acciones de los tres activistas y consideró que la mejor manera de detener la caza de ballenas es la vía judicial, según la agencia local AAP.
Australia interpuso en 2010 una demanda ante la Corte Internacional de Justicia contra el programa japonés de "caza científica" de ballenas por considerar que persigue fines comerciales y no científicos.
Japón retomó en 1987 la caza de ballenas tras alegar motivos científicos y desde entonces fija de forma unilateral una cuota anual de unos mil ejemplares anuales. EFE