El movimiento independentista catalán ha visitado este año Argentina, Bolivia, Venezuela y Ecuador, con la intención de buscar respaldo a su iniciativa: independizarse de España. Medio millón de catalanes son migrantes y las colonias más grandes están en México y Argentina, a consecuencia de la dictadura de 40 años que vivió España. Pese al temor de un sector de los empresarios catalanes ante una eventual expulsión de la Unión Europea si se independizan de España, el grueso de la población exige pronunciarse en las urnas sobre el tema. Por ello, el diputado socialista del Parlamento de Cataluña, Quim Arrufat, visitó Ecuador la semana pasada para reunirse con autoridades del Estado y sumar respaldos para que se realice un referendo, el próximo 9 de noviembre.

¿Por qué es necesario independizarse de España?

En los últimos 10 años hemos vivido una crisis de recentralización en España, además de la crisis económica e institucional generalizada, han duplicado la adhesión popular en Cataluña para exigir su derecho a decidir sobre su futuro en un referendo. Las últimas movilizaciones, con casi dos millones de personas en las calles, ratifican esa voluntad de expresarse sobre la posibilidad de constituirse en un Estado libre.

Suena contradictorio que en pleno siglo XXI, cuando los discursos internacionales giran en torno a la defensa de la libertad, un pueblo no pueda pronunciarse en un referendo…

Suena paradójico pero en realidad varias veces el pueblo catalán abortó sus intenciones de libertad por miedo a los golpes de Estado, precisamente porque creemos que en pleno siglo XXI este tema debe resolverse por la vía democrática. Hemos visto que el Estado español se ha impuesto a través de amenazas y coacciones para impedir el referendo, un tema que en estos momentos no se puede discutir públicamente. Si bien Europa se autodefine como el adalid de las libertades democráticas, lo cierto es que ha sido el continente más violento de los últimos tiempos.

¿Qué condiciones reúne Cataluña para convertirse en un Estado independiente?

Cada sector en Cataluña tiene sus propios argumentos para buscar la independencia, pero el principal es porque queremos decidir colectivamente sobre nuestro futuro. Somos una comunidad histórica, pero nos enfrentamos a un Estado que intenta centralizar el poder que perdió en los años 70, luego de 40 años de dictadura. Eso implica, por ejemplo, que una de las pocas victorias que hemos conseguido sea la normalización del idioma, que durante años fue perseguida y minimizada. Ese fue el símbolo de que podíamos ser tratados como una cultura independiente y hoy la educación, en todos los niveles, se dicta en catalán.

Cataluña se destaca como un polo turístico, científico y cultural. ¿Qué perdería España con su independencia?

Pierde una potencia económica, que lo fue desde el siglo XIX, pese a todas las imposiciones políticas. Sería un episodio similar al de 1892, cuando perdió las últimas colonias de ultramar: Cuba, Filipinas y Puerto Rico, sumiendo al país en una crisis. Ese nacionalismo hegemónico -que se profundizó en los últimos 10 años- hace que España considere a Cataluña como un territorio irrenunciable, al igual que ocurre con el país vasco.

¿La población está preparada para ser un Estado independiente?

Hay quienes creen que siendo un Estado independiente nos iría mejor económicamente, pero eso está por verse. Puede que tenga las mismas facilidades que posee el Estado español. También se cree que al ser independientes habría mayor democracia, pero ser independiente no significa automáticamente ser mejor, eso se lo tiene que ganar el pueblo catalán frente a las élites económicas que tendrán su propio proyecto. La razón principal es que ir a una consulta es nuestro derecho democrático, estamos hartos de que lo que decide Cataluña no sea acatado por el Estado español.

¿Qué decisiones no se han respetado?

España entró en una guerra contra Irak, decisión que Cataluña rechazó de manera unánime, así como la mayoría del pueblo español. El Parlamento de Cataluña votó hace 3 años contra los desahucios por la crisis hipotecaria, un tema que también afectó a los ecuatorianos radicados en España, y pidió que se derogue la ley hipotecaria para que se instaure el sistema de dación en pago. Obviamente que el Parlamento de Cataluña no tiene competencia para derogar una ley, pero se pronuncia, y finalmente el Gobierno central se impone.

¿Cuál ha sido la postura del presidente Mariano Rajoy frente a esta iniciativa independentista?

Ha sido un muro infranqueable, no escucha y no dialoga. En diciembre de 2013, 87 de los 135 diputados del Parlamento catalán acordaron la fecha de la consulta popular, el 1 de noviembre de este año. En abril pasado los diputados llevaron la propuesta formal al Congreso en Madrid, pero eso se convirtió en un circo y las reacciones fueron de absoluto desprecio hacia el pedido.

Con ese antecedente, ¿hay las condiciones para que se realice esa consulta?

Con el bloqueo absoluto del Gobierno español podría no realizarse, por eso necesitamos crear las condiciones.

¿Qué pasaría si se impide la consulta?

Probablemente una revuelta popular e institucional. Hablamos de una movilización civil que no duraría solo un día. También es probable que en las próximas elecciones (2015), aunque se presenten los partidos, la gente vote en clave: Sí o No, para dejar sentada la posición de la mayoría.