Incendio forestal no da tregua en Portugal
Un millar de bomberos continuaban este miércoles su lucha sin descanso en el centro de Portugal contra los incendios forestales que empezaban a perder intensidad, mientras los funerales de las primeras víctimas suscitaban una gran conmoción en el país.
El incendio en torno a Pedrogao Grande, que se desató el sábado, "está bajo control", esto es, contenido pero no apagado, explicó el comandante regional de Protección Civil, Vitor Vaz Pinto.
Sin embargo, el fuego se ha "reavivado fuertemente" en algunos puntos, "atizado por la intensificación del viento" en torno al municipio de Gois, más al norte, donde se concentran los focos más importantes, indicó el responsable local de Protección Civil, Carlos Tavares.
Dieciocho personas resultaron levemente heridas en esta zona, sobre todo a causa de intoxicación por el humo, omnipresente. Los habitantes de tres aldeas pudieron volver a sus casas, de las cerca de 40 aldeas evacuadas la víspera.
El foco de Pedrogao Grande, que dejó 64 muertos y 204 heridos, se reavivó bruscamente el martes en las inmediaciones de Gois.
- ¿Pista criminal? -
El presidente de la Liga de Bomberos relanzó la hipótesis de la causa criminal del incendio, aunque la policía descartó desde el domingo esta pista, dando prioridad a la de una tormenta seca que hizo arder el bosque. "Creo, hasta que se demuestre lo contrario, [...] que el incendio es de origen criminal", declaró a los medios locales Jaime Marta Soares. Según él, "el incendio ya había empezado dos horas antes" de que comenzara la tormenta, el sábado.
"El país exige respuestas claras a dudas legítimas" sobre el origen de la tragedia, reaccionó el presidente del Parlamento, Eduardo Ferro durante una sesión dedicada a las víctimas de la tragedia.
Entretanto, las autoridades locales se preocupaban por la negativa de algunos habitantes a abandonar sus domicilios pese a las órdenes de evacuación. En la localidad de Alcafaz, cerca de Gois, seis habitantes con los que habló la AFP habían decidido quedarse en sus casas, mojando el suelo y desbrozando el área, por miedo a que los bomberos no llegaran nunca.
"Vimos en televisión que en el pueblo de al lado había muchos bomberos. ¿Cómo habrían podido venir aquí si estaban ya en ese pueblo en peligro?", se preguntaba Carlos Alves, un obrero de 43 años, que optó por quedarse en casa. "Nos dijeron que los bomberos vendrían pero nunca llegaron", apuntó Jose Antonio Gomes, de 55 años. (I)