Iglesia católica australiana no tolerará más abusos pederastas
Los dirigentes católicos australianos se comprometieron a no tolerar más abusos pederastas dentro de su Iglesia, pero rechazaron una petición de levantar el secreto de confesión cuando se trate de tales abusos.
La Iglesia respondía así al informe final de la comisión de investigación real que trabajó durante cinco años en las respuestas institucionales a los crímenes pederastas.
"Muchos obispos no escucharon, no creyeron o no actuaron", declaró el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos Australianos, el arzobispo Mark Coleridge.
Tras un decenio de presiones, el gobierno australiano creó en 2012 la comisión de investigación.
El pasado diciembre publicó sus conclusiones, tras haber sido contactada por más de 15.000 personas que afirmaban haber sido víctimas de abusos pederastas en los que estaban implicados la Iglesia, orfanatos, clubes deportivos, escuelas u organizaciones para jóvenes.
Entre las recomendaciones de la comisión figuraba la idea de que los curas pudieran romper el secreto de confesión para denunciar los abusos pederastas que se les revelaran en este marco.
Pero el secreto de confesión "no es negociable", declaró el arzobispo Coleridge.
"No es porque consideremos que estamos por encima de la ley o porque no pensemos que la seguridad de los niños es de una importancia suprema", dijo. "Pero no aceptamos la idea de que la seguridad y el secreto de confesión se excluyan mutuamente. No creemos que la abolición del secreto vaya a reforzar la seguridad de los niños".
"Sabemos que solo las acciones, y no las palabras, pueden restaurar la confianza. Y mientras no se restaure la confianza, todas las disculpas del mundo no serán suficientes".
En mayo, el entonces arzobispo de Adelaida Philip Wilson, de 67 años, fue declarado culpable de ocultar abusos cometidos en los años 1970 por Jim Fletcher, un cura pederasta, al no denunciarlo; y condenado a un año de detención.
A mediados de agosto, un tribunal australiano le concedió el permiso para cumplir su pena a domicilio.
Wilson fue uno de los eclesiásticos de mayor rango en la jerarquía católica mundial en ser condenado por este tipo de actos. El papa aceptó a fines de julio su renuncia. (I)