Abusos sexuales ensombrecen la gestión del Papa
El exnuncio en Estados Unidos Carlo Maria Viganó, de 77 años, pidió la renuncia del papa Francisco al asegurar que conocía desde junio de 2013 las acusaciones de abusos sexuales sobre el cardenal Theodore McCarrick, quien fue sancionado en junio por el Pontífice.
El arzobispo Viganó escribió una carta de 11 folios que fue publicada por algunos medios de corte conservador en la que además el prelado acusa a otros miembros de la Curia de formar un lobby gay y encubrir las acusaciones contra el cardenal estadounidense.
No obstante, el excura José Manuel Vidal indica que Viganó y los cuatro cardenales de las dubia (duda de cinco preguntas acerca de la fe misma o de su práctica): Carlo Cafarra, Joaquín Meisner, Walter Bradmüller y Raymond Burke pretenden matar moralmente a Francisco.
Para el diario El País de España, el tono de la redacción de la carta de Viganó destila cierta inquina personal y altas dosis de homofobia. El medio también recalca que el momento elegido para su publicación forma parte de la persistente campaña ultraconservadora procedente de EE.UU. contra el actual Pontífice.
El arzobispo Viganó es un alto curial, hijo de una acaudalada familia italiana. Fue ordenado sacerdote en 1968, cuando entró en la carrera diplomática para ocupar los puestos del alto clero. En 1998 subió a secretario de la Gobernación del Estado Vaticano, donde realiza un saneamiento de las cuentas vaticanas. Pero las prebendas inmobiliarias lo enfrentan al cardenal Tarcisio Bertone (Benedicto XVI), que lo remueve de la Curia y traslada como nuncio a Washington.
De acuerdo con la opinión de Vidal publicada por El Mundo de España, Viganó esperaba que Francisco lo asignase, por fin, a un alto puesto curial, pero el Papa solo lo confirmó en su puesto de nuncio y, además, en 2016 le aceptó la renuncia por cumplir la edad canónica de los 75 años sin prórrogas ni premios.
La acusación está basada en el testimonio de Viganó–él pone a Dios por testigo de que es cierto- y una serie de fechas que proporciona para demostrar la veracidad de sus encuentros. De momento es su palabra contra la del Papa.
El domingo Francisco no juzgó necesario comentar sobre las graves acusaciones vertidas contra él en el texto de Viganó. (I)