El riesgo de otra guerra civil se cierne sobre Irak
La expulsión de las tropas estadounidenses de Irak, algo que Irán siempre quiso y que el Parlamento iraquí ahora exige, puede afectar a Teherán, según analistas.
“El peligro es el regreso a la guerra civil”, manifestó Niall Ferguson, analista de la Institución Hoover, un grupo de investigación con sede en Estados Unidos.
En medio de tensiones sectarias, un conflicto sunita-chií se podría desencadenar como resultado del asesinato del general iraní Qassem Soleimani en un ataque con aviones no tripulados de Estados Unidos.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, indicó que el presidente Donald Trump ordenó el ataque porque el servicio de inteligencia de su país sugirió que Soleimani planeaba acciones a gran escala en la región, lo que “habría puesto en riesgo decenas, sino cientos, de vidas estadounidenses”.
Soleimani fue el maestro reparador de Irán en el Medio Oriente y comandante de la fuerza de élite Quds, el ala de guerra no militar y de inteligencia militar del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.
Para Irán, un estallido de la guerra civil en el vecino Irak, un país en el que Teherán está convencido de que se convertirá en un “estado vasallo”, sería un escenario de pesadilla, ya que aumentaría el riesgo de que Irán sea llevado a un atolladero, señaló Ferguson. Se agotarían sus recursos a medida que se enfrenta a un conflicto creciente e impredecible con Estados Unidos, explicó.
“Los líderes iraníes ven el control sobre Irak como esencial para su supervivencia política, un ‘pulmón económico’ para aliviar el aplastamiento de las sanciones (estadounidenses) y un vínculo crucial de suministro logístico terrestre con el régimen sirio y el Hezbolá libanés”, señaló Emma Sky, académica de la Universidad de Yale y exasesora política de las fuerzas estadounidenses en Irak.
Irán es el actor externo más influyente en Irak después de daños de fomentar lazos profundos con políticos iraquíes y milicias chiís conocidas como las Fuerzas de Movilización Popular (FMP).
Los chiís árabes superan en número a los sunitas árabes, en 15 millones y 8 millones respectivamente, aunque los sunitas, si se unen a los kurdos, suman 17 millones. En las últimas semanas, la influencia de Irán sobre Irak ha sido desafiada por un aumento nacionalista antiiraní y pro reforma.
Las protestas
Desde octubre, en Irak aumentaron las protestas sunitas contra el gobierno controlado por grupos chiís. Los manifestantes, principalmente jóvenes, exigen una reforma del sistema político posterior a 2003 que institucionalizó el sectarismo.
Las protestas se extienden desde Bagdad a otras ciudades en el sur de Irak. Casi 500 personas murieron en las manifestaciones y 30.000 resultaron heridas, según grupos de derechos humanos.
En diciembre, los manifestantes incendiaron el consulado iraní en la ciudad chií de Najaf y profanaron el santuario del difunto ayatolá Mohammed Baqir al-Hakim, un clérigo pro Teherán que fue asesinado en 2003 después de que regresara a Irak tras dos décadas de exilio en Irán.
Las milicias de Irán atacaron violentamente a los manifestantes pro reforma en Bagdad y el sur de Irak en un intento por terminar con la disidencia y canalizar la acción política a favor de Teherán.
En este contexto, Olivier Guitta, director de GlobalStrat, estimó que un posible resultado del ataque con aviones no tripulados a Soleimani podría provocar un aumento en el sentimiento nacionalista iraquí. Ya que “puede surgir un frente antiextranjero”, capaz de salvar la grieta sectaria.
Aunque es un pedido de Irak, el Pentágono desmintió la retirada de las tropas del territorio iraquí. Actualmente allí hay 5.200 soldados estadounidenses.
Pero si Estados Unidos retira finalmente sus tropas de Irak, pondrá fin a una presencia militar de 17 años en ese país. En 2011 Washington retiró a sus efectivos de Irak, pero regresaron en 2014 bajo invitación del Gobierno iraquí para que ayudaran a sus militares a combatir al Estado Islámico. (I)