Grecia está inmersa en una crisis política tras comicios legislativos
Atenas.-
El limbo político de Grecia tras el rechazo de la población a la austeridad ha acercado al país a la puerta de salida de la Eurozona y ha creado un enorme dilema para la Unión Europea (UE), en particular Alemania, opinan los analistas.
Hace apenas una semana, los conservadores de Nueva Democracia y los socialistas del Pasok, integrantes del gobierno de coalición desde noviembre, prometían garantizar la permanencia del país en el euro mediante la estricta aplicación de las medidas de austeridad impuestas por la UE y el FMI a cambio de asistencia financiera.
Pero al ver en las legislativas del domingo que juntos no alcanzaban la mayoría en el Parlamento, los líderes de ambos partidos reconsideraron su posición, ante una cámara ahora dominada por los partidos hostiles a la austeridad. Alexis Tsipras, líder de izquierda de la segunda fuerza más votada el domingo, la coalición Syriza hostil a la austeridad, intentaba ayer formar un gobierno.
Tsipras envió a los acreedores públicos del país, el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, una carta en la que sostiene su postura de que el resultado de las elecciones deja caducos los compromisos de austeridad de Atenas. Una iniciativa que no gustó mucho ni Pasok ni a Nueva Democracia, que insisten en la necesidad de mantener al país en el euro y acusan a Tsipras de jugar con fuego.
El líder del Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok), Evangelos Venizelos, anunció ayer el fracaso de las negociaciones para pactar con la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza), y espera recibir hoy el encargo presidencial para formar gobierno. Y es que Tsipras anunció ayer que renunciaba a constituir un gobierno de coalición debido a que no había logrado formar una mayoría para un gobierno de izquierdas opuesto a la austeridad.
“No podemos realizar nuestro sueño de un gobierno de izquierdas. Mañana (hoy) voy a devolver el mandato que me confió el presidente de la República y vamos a seguir participando en los procedimientos previstos por la Constitución”, enfatizó Tsipras ante parlamentarios.
Con este incierto panorama político tras las elecciones, los analistas de los mercados financieros hacen cábalas sobre el futuro inmediato para el país heleno y el euro. La economista Gillian Edgeworth, de UniCredit, dice que los acreedores de Grecia deben permanecer en guardia y trabajar en una solución. Una salida de Grecia de la Eurozona supondría una gran devaluación, una espiral inflacionista y una caída del crecimiento del PIB de dos dígitos y produciría una cadena de defaults del sector privado, predice.
Además, se impondrían controles de capitales que limitarían cualquier salida de fondos del país y los bancos cerrarían para facilitar la nueva denominación. “Tampoco hay garantía de que un banco que trabaje en Grecia no salpique a la Eurozona”, advierte. Los efectos de una salida de Grecia de la Eurozona y del fracaso de los intentos para resolverlo podrían ser muy dañinos para la credibilidad política de la UE, aunque los analistas también dicen que una crisis así podría contribuir a aumentar la cohesión de los 16 miembros restantes. El economista Ben May, de Capital Economics de Londres, reconoce que el riesgo de que Grecia abandone la Eurozona para finales de año ha aumentado.
Otra elección en el país en caso de que los partidos fracasen en formar un gobierno y más incertidumbres podrían dejar al gobierno sin fondos para pagar las deudas, aunque se podría evitar un “default” si una nueva elección diera a los dos partidos tradicionales -el conservador Nueva Democracia y el socialista Pasok- suficientes votos como para proseguir las reformas y obtener los próximos tramos del crédito otorgado al país por sus acreedores. De lo contrario, los responsables europeos pueden obligar a Grecia a abandonar el euro.
Analistas del Commerzbank advierten que el peor de los escenarios -que Grecia abandone la moneda única- podría contribuir a una salida de capitales de los países de la periferia, lo que forzaría al BCE a proporcionar a estos países capital mediante la impresión de moneda a mayor velocidad.