El G20 pasa su primera jornada sin sobresaltos
El primer día de la cumbre del G20 de Buenos Aires transcurrió entre los gestos de sus líderes, como el efusivo saludo que se dieron el presidente ruso, Vladimir Putin y el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, y los pocos sobresaltos que dejó la marcha principal contra la cita.
"En el G20 más al sur que se haya organizado -es la primera vez en Suramérica- los invito que demos un mensaje claro al mundo de que aquí juntos podemos marcar un horizonte de desarrollo, con responsabilidades compartidas, un fuerte compromiso con igualdad de genero y unidos en la diversidad", señaló en el discurso de apertura de la cumbre el presidente de Argentina y anfitrión, Mauricio Macri.
Una llamada al diálogo en medio de una situación global marcada por tres actores: el estadounidense Donald Trump, el chino Xi Jinping y el propio Putin, al que casi en el último momento se ha sumado Bin Salman, envuelto en el escándalo por la investigación por el crimen del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Turquía.
Cada uno a su manera tratará de dejar su particular marca en una cita para la que se atisban dificultades de lograr consensos en lo que todo el mundo tiene en la boca: el sistema comercial y los roces por la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China.
Aunque todavía es pronto para aventurar cómo será el documento que Argentina ha elaborado, con los resultados de las reuniones técnicas y ministeriales que ha acogido durante este año, ni si los jefes de Estado y de Gobierno presentes lograrán aprobarlo por consenso, diversas son las voces que se han pronunciado.
"¿Cómo pueden nuestros trabajadores encontrar su lugar en la globalización (que ha provocado grandes desigualdades)? Francia, como otras naciones, se hace la misma pregunta. Algunos dicen que deberíamos cerrarnos. Nosotros preferimos responder sin abandonar nuestros valores", escribió el francés Emmanuel Macron en Twitter.
También Sebastián Piñera, presidente de Chile -país invitado- abogó por terminar con las "guerras comerciales", al considerar que el mundo necesita un "comercio libre y abierto" que permita "recuperar la capacidad de crecer y de crear trabajos".
Antes de esa "cena de trabajo" que se espera para el sábado por la tarde, el presidente argentino ofrecerá una rueda de prensa en la que, como presidente pro tempore del grupo, espera dar buenas noticias.
"Quiero pedirles que actuemos con el mismo sentido de urgencia que en 2008", dijo Macri en su discurso en referencia a la primera cumbre del G20, aquel año, durante la grave crisis financiera global.
Durante dos días, los líderes de las 20 principales economías desarrolladas y emergentes del mundo debaten sobre las tres prioridades marcadas por Argentina: el futuro del trabajo, la infraestructura para el desarrollo y la alimentación sostenible, aunque la agenda está abierta.
Las intensas medidas de seguridad -más de 22.000 agentes- más todos los efectivos que traen consigo los líderes, hacen de Buenos Aires hoy una ciudad sitiada, con las principales avenidas aledañas al lugar de la reunión cortadas y gran parte de servicios públicos suspendidos.
Uno de los principales temores del Gobierno, que se dieran fuertes disturbios en protestas callejeras contra la cita, como ocurrió en Alemania en la última cumbre de 2017, finalmente no generó incidentes.
Convocada por la Confluencia Fuera G20 FMI, que agrupó a más de un centenar de formaciones políticas, organizaciones sociales y sindicatos, miles de personas recorrieron parte de la Buenos Aires que no estaba cercada por la seguridad en una manifestación de rechazo a la "reunión de rapiña" del G20.
La anécdota de la jornada fue el sismo de magnitud 3,8 que sacudió parte de la ciudad -nada habituada a estos fenómenos- minutos antes del comienzo de la cumbre, que no dejó daños humanos ni materiales.
Y la imagen que dio la vuelta al mundo, la del presidente ruso chocando su palma derecha con la del príncipe saudí cuando se iban a hacer la foto de familia.
Por último, la jornada terminó con los líderes y sus parejas "aliviando tensiones" disfrutando de un espectáculo en el Teatro Colón, donde cenaron y partieron a descansar para terminar la cumbre, mañana, a ser posible con éxito. (I)