El Estado Islámico deja niños mutilados en Siria
Omar jugaba con sus amigos entre las ruinas de los edificios destruidos en la ciudad siria de Al Raqa. Por desgracia pisó una mina, una de las miles que dejó el grupo yihadista Estado Islámico (EI) y de las que los niños son las víctimas más vulnerables.
Fue poco después de la liberación de Al Raqa, la capital de facto de los extremistas en Siria hasta octubre de 2017, cuando Omar, de 10 años, se quedó sin sus dos piernas por la explosión.
Durante los meses de la batalla con las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza liderada por kurdos y respaldada por Estados Unidos, el EI colocó minas por toda la ciudad para evitar que los civiles escapen. Estos artefactos son el mayor peligro para los habitantes.
“No tenía piernas. Los niños juegan con las bicicletas, pero yo no puedo”, dijo Omar.
Similar experiencia vivió Khaula. Una niña de nueve años, a la que le explotó una mina cerca de su hogar en Al Raqa, cuando salió a jugar con sus amigos y olisqueó entre los restos de la guerra. Perdió toda su pierna izquierda desde la pelvis.
Fue la ONG Hope Makers Organization (Creadores de Esperanza) la que ayudó a estos menores y les dieron unas prótesis para las piernas.
Firas Mamduh Fahd, director de la ONG, indicó que durante la guerra 4.000 personas sufrieron mutilaciones en el noreste de Siria, la gran mayoría niños.
Del total, 200 niños perdieron la mano derecha, indica Itan al Ahmed, el único doctor y especialista en prótesis en el noreste del país mediterráneo.
El EI mutiló a muchos de ellos, “cortando intencionadamente la mano derecha de los jóvenes, especialmente a los niños”, asevera Al Ahmed.
Mahmoud al Hadi, coordinador de Creadores de Esperanza, indicó que ahora Khaula y Omar tienen el mismo problema: “están creciendo y las prótesis ya no les queda bien”. Necesitan cambiarlas cada seis meses ya que a medida que crecen el encaje de la prótesis al muñón les hace daño. Pero obtener unas nuevas es una cuestión cada vez más difícil por la falta de fondos económicos de una ONG que abrió hace cuatro meses.
Un peligro latente
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señala que las minas sin detonar son la principal causa de víctimas infantiles en Siria y el año pasado fueron responsables de 434 muertes y lesiones de los menores.
La agencia de la ONU también reportó que 1.106 niños murieron durante los combates en Siria. El 2018 fue el más mortífero para los pequeños desde que se inició la guerra hace ocho años.
La directora ejecutiva del organismo, Henrietta Fiore, declaró que esas son las cifras verificadas, pero estima que las reales “probablemente sean más altas”.
“Actualmente, existe la errónea idea de que el final del conflicto en Siria está cerca y no es así. En diferentes partes del país, los niños corren tanto peligro como en cualquier otro momento durante los ocho años de conflicto”, sostuvo.
La Unicef llama también la atención sobre el futuro de los hijos de combatientes extranjeros en Siria, que “sigue sin estar claro”.
Por ello, pidió a los Estados miembros del organismo responsabilizarse de aquellos infantes que sean sus ciudadanos o descendientes de sus nacionales, y que tomen medidas para evitar que se conviertan en apátridas. (I)