La mandataria se planta con firmeza ante los abucheos de la tribuna mundialista
En el Mundial se anticipa la lucha electoral
El árbitro japonés Yuichi Nishimura logró ser el segundo más insultado del partido inaugural del Mundial 2014 entre Brasil y Croacia: los 3.000 croatas en las gradas y los 11 jugadores en el campo de juego le recordaron a su madre varias veces, en vano, por cobrar un penalti inexistente que permitió a la selección brasileña vencer 3-1 en la apertura.
Los brasileños, beneficiados por el árbitro insultado por los visitantes, no tuvieron mejor idea que insultar con la peor agresión verbal en lengua portuguesa a la presidenta Dilma Rousseff, 4 veces durante el partido del jueves 12 en Sao Paulo. “Ei, Dilma, vai tomar no cú” cantaron desde los 4 costados del estadio.
Esta fue la protesta más visible en un Mundial cargado de manifestaciones por sectores que reclaman aumentos salariales y otros que directamente se quejan contra los gastos del torneo. Y abrió un capítulo más en la temporada de lo que se vislumbra será una suerte de lucha de clases dialéctica para las elecciones generales del 5 de octubre, cuando Rousseff, delfín político del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, se juega la reelección.
Lo cierto es que el insulto a Dilma Rousseff por parte de las tribunas más adineradas y los palcos que cuestan unos $ 500 el asiento para ver el espectáculo de la FIFA comenzó a dividir las aguas de Brasil. La clase media y alta coparon las tribunas y se dio lo que dijo a EL TELÉGRAFO el periodista Juca Kfouri: el error de caer en las garras de la organización de la FIFA y los nuevos estadios es subir el precio de los boletos y “blanquear” las tribunas, ya que en Brasil la mayoría negra tiene los peores ingresos del país.
La respuesta de Dilma, quien recibe desde antes del Mundial una campaña de los grandes medios opositores, no se hizo esperar. Un día después, cuando inauguraba un moderno sistema de transporte en Brasilia, apeló a su resistencia a las agresiones, recordando su tortura de 22 días cuando fue presa política por cerca de 3 años durante la dictadura. “No voy a dejarme perturbar por agresiones verbales (...) En mi vida personal, quiero recordar que enfrenté situaciones del más alto grado de dificultad, situaciones que llegaron al límite físico, soporté agresiones físicas que fueron casi insoportables y nada me sacó de mi rumbo, nada me sacó de mis compromisos ni del camino que tracé para mí misma”, respondió ante trabajadores en Brasilia que la vivaban con el grito “1,2,3, ¡Dilma otra vez!”.
El opositor Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que avanza en las encuestas con el 22% de los votos contra el 38% de Rousseff, dijo que la presidenta intenta evocar a la dictadura, que en el Mundial México 1970 vinculó el éxito de Pelé, Rivelino, Tostao y compañía con el régimen de facto.
Pero ante el temor, según los analistas, de que el Mundial pueda escurrir la popularidad que le queda a Rousseff para disputar las elecciones, Lula ha tomado la lanza y disparado contra los que insultaron a Rousseff, a quienes acusó de “fomentar el odio de clases hacia los más pobres”.