Los Expertos afirman que aún puede suceder un gran movimiento telúrico
El terremoto en Chile pone a prueba la gestión de Bachelet (GALERÍA)
Una fuerte réplica de 7,8 grados en la escala Richter sacudió anoche al extremo norte de Chile, lo que se sumó a otro sismo de 6,3 grados que había estremecido la zona minutos antes.
El terremoto ocurrió a las 23:43 hora chilena (01:43 GMT), a 20 km al sur de la ciudad de Iquique y "conforme a la nueva magnitud se pasa a estado de alerta de tsunami" en todo el borde costero de Chile, anunció el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (Shoa). La presidenta Michelle Bachelet, quien se encontraba revisando los daños en la ciudad de Arica, fue evacuada a uno de los cerros de la urbe.
La alerta de tsunami se extendió hasta Perú. En Ecuador, el Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar) informó en su cuenta de Twitter (@inocarec) que el sismo ocurrido en Chile no reunía las “características para generar tsunami en costas continental e insular” del país, por lo que se llamó a la ciudadanía a mantener la calma.
Posteriormente la alarma fue cancelada y no se había informado sobre nuevas víctimas.
Reacción oportuna
El terremoto de 8,3 grados en la escala de Richter que azotó a Chile el martes y mantuvo por horas una alerta de tsunami, puso a prueba la capacidad de reacción de la flamante presidenta Michelle Bachelet, quien 4 años atrás enfrentó con errores un fenómeno similar.
Apenas 3 semanas después de asumir su segunda presidencia, a Bachelet le tocó de nuevo el martes encarar un fuerte terremoto que deja hasta ahora 6 fallecidos.
Esta vez hubo una alerta de tsunami respaldada por informes técnicos oportunos, que llevaron a evacuar a unas 900.000 personas en los 4.300 kilómetros de costa de todo el país.
Bachelet se instaló en el palacio de La Moneda para monitorear los daños, y a pocas horas del sismo decretó zona de catástrofe a las regiones de Arica y Tarapacá, donde envió a 2 jefes de las Fuerzas Armadas para “tomar el mando del orden público y evitar situaciones de saqueo y desorden”.
Su decisión y firmeza contrastaron con la lentitud e indecisión que mostró en 2010, al final de su primer gobierno, cuando Chile sufrió un terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter, seguido de un tsunami que dejó más de 500 muertes y 30.000 millones de dólares en pérdidas.
Entonces, Bachelet recibió muchas críticas por la tardanza en enviar ayuda y militarizar las zonas afectadas en el centro-sur de Chile, donde el saqueo era generalizado.
En cambio, la reacción del Gobierno en esta ocasión, que mostró ‘celeridad y eficiencia’ en las primeras horas tras el sismo, “demuestra cierto aprendizaje, y que la presidenta y su equipo internalizaron algo de la experiencia de 2010”, dijo a la AFP el profesor de la Universidad de Santiago de Chile, Marcelo Mella.
Marta Lagos, directora de la firma de sondeos Latinobarómetro, también afirmó que “a diferencia del terremoto del 27 de febrero de 2010, cuando Bachelet actuó espontáneamente, esta vez mostró una actitud presidencial, porque ella se informó y envió a sus ministros a hacerse cargo de este terremoto y luego actuó”.
A primera hora de ayer, la Presidenta se desplazó a Iquique, la zona más afectada, y anunció que sobrevolaría las áreas dañadas.
La mandataria viajó en un Boeing 737 de la Fuerza Aérea chilena y aterrizó en la base aérea militar Los Cóndores para reunirse con las organizaciones de la Intendencia de Tarapacá, encargadas de atender la emergencia en el lugar.
Previamente, en el Palacio de La Moneda, la Mandataria, junto a los ministros del Interior y Defensa, firmaron el documento que establece el estado de excepción constitucional en las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá.
El terremoto ocurrió a las 20:46 hora chilena (18:46 hora ecuatoriana), generó una alerta de tsunami en toda el área costera de Chile que se extendió en toda la cuenca del Pacífico.
Las autoridades chilenas han informado hasta ahora de la muerte de 6 personas por aplastamiento, caídas o infartos y de daños en unas 2.500 viviendas en la localidad de Alto Hospicio, cercana a la ciudad de Iquique, donde las vías principales de ingreso quedaron obstruidas por derrumbes.
Asimismo, se reportó la desaparición de 2 menores y la fuga masiva de más de 300 reclusas de la cárcel de Iquique.
Una vieja herida
El terremoto y tsunami de 2010 dejaron una herida en la presidenta socialista. Días después de la tragedia, Bachelet no pudo aguantar el llanto durante una entrevista radial, en la que reconoció estar muy ‘consternada y dolida’.
La noche del sismo, la Presidenta compareció ante los medios para descartar una alerta de tsunami, con base en informes técnicos del servicio oceanográfico de la Armada, que después resultaron ser erróneos. Muchas personas que la oyeron regresaron a zonas bajas cercanas a la costa y fallecieron arrastradas por las olas.
Pero aun así su altísima popularidad se mantuvo intacta. De hecho, Bachelet, citada a declarar como testigo en el juicio que investiga las responsabilidades de 7 funcionarios de su Gobierno por esas muertes, ganó las elecciones presidenciales de 2013 en las zonas más azotadas por aquellos devastadores sismo y tsunami.
Aprendizaje de la población
Pero no solo Bachelet aprendió de la catástrofe. El martes casi un millón de personas evacuaron de forma tranquila las costas de todo el país, advertidos por la alerta.
Al ser uno de los países más sísmicos del mundo por encontrarse al límite de una falla geológica, Chile entrena periódicamente a su población con simulacros, y sus habitantes cuentan con cierta preparación ante eventos que en otros países serían devastadores.
Pero varios geólogos chilenos y estadounidenses estiman que el terremoto de magnitud 8,3 que remeció este martes no es el gran sismo que se esperaba para esa zona, por lo que no descartan que se pueda registrar un nuevo terremoto de mayor magnitud.