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Tras liberación del general Alzate y sus acompañantes se inician diálogos en la habana

El proceso de paz colombiano entra en una discusión de ‘medidas concretas’ (Galería)

El ministro colombiano de Defensa, Juan Carlos Pinzón, mantuvo un diálogo con el comandante Juan Pablo Rodríguez, Alfonso Lasprilla, y el recién liberado general Rubén Alzate. Foto: AFP.
El ministro colombiano de Defensa, Juan Carlos Pinzón, mantuvo un diálogo con el comandante Juan Pablo Rodríguez, Alfonso Lasprilla, y el recién liberado general Rubén Alzate. Foto: AFP.
02 de diciembre de 2014 - 00:00 - Gustavo Veloza Posada

El general Rubén Darío Alzate solicitó ayer la baja del servicio activo en el Ejército. Así lo dijo al borde de las lágrimas el condecorado militar, quien admitió no haber respetado el protocolo de seguridad a fin de ganarse la confianza de la población.

Su puesta en libertad junto a otros militares, es el nuevo balón que dará oxígeno al proceso de paz y que se reanudará muy pronto. Una muestra del nuevo aire es que el presidente Juan Manuel Santos confirmó el viaje a La Habana de los negociadores del Gobierno. Aunque en Bogotá se ha especulado sobre la forma en que se reanudarán las negociaciones de paz, el Gobierno colombiano va a mantener inicialmente reuniones con los delegados de las FARC, con el fin de analizar hacia dónde va el proceso y de qué forma pueden continuar las conversaciones que buscan ponerle punto final a más de 50 años de guerra. La idea es acordar un desescalamiento del conflicto (reducción de operaciones y de enfrentamientos).

Con la mente fría

El mandatario sostuvo, refiriéndose a los negociadores, que “van a evaluar dónde está el proceso y para dónde vamos. Es hacer una evaluación fría y objetiva para ver cómo podemos continuar”.

En medio de las controversias sobre la forma en que el general Alzate Mora, el cabo Jorge Rodríguez y de la abogada Gloria Urrego, fueron a parar a manos de las Farc, aquí en Colombia la sensación es que el proceso de paz va a recobrar fuerza y que tanto el Gobierno como los guerrilleros va a ceder en algunos puntos cruciales para poder avanzar rápidamente hacia la firma final del conflicto.

Por el lado del Gobierno, los analistas consideran que ya es hora que permita un acuerdo bilateral de cese al fuego, mientras que por el lado de las Farc, varios sectores esperan que permitan el desminado de algunas zonas del país donde tienen influencia.

El jefe del equipo negociador, Humberto de la Calle, dijo que se realizará desde la perspectiva de la delegación del Gobierno, “una evaluación de fondo, completa, desde un principio de las conversaciones, con el ánimo de lograr mayor eficacia en los diálogos”.

“Con el ánimo de decidir hechos de paz, con el ánimo de buscar decisiones prontas sobre lo que hemos llamado el desescalamiento del conflicto”, confirmó de La Calle.

Reglas de juego

Por su parte, el guerrillero Pablo Catatumbo, uno de los negociadores de las Farc en Cuba, dijo que “nosotros vamos a buscar y replantear y protocolizar algunas de las reglas de juego establecidas en un comienzo. Entre ellas, el papel de los garantes internacionales (Cuba y Noruega) y que ninguna de las partes pueda tomar la decisión unilateral de levantarse de la mesa. Igualmente, se persistirá en su pedido de un cese del fuego bilateral”.

A su vez, el jefe de la delegación guerrillera en La Habana, Iván Márquez, dijo que “tendremos que sentarnos a conversar con el Gobierno, que fue el que tomó la decisión de suspender los diálogos, en una actitud impulsiva y poco reflexiva, hay que recomponer las reglas y evitar que a futuro se vuelvan a presentar situaciones como estas, cuando se ha convenido que nada de lo que ocurre en Colombia debe afectar el curso de las negociaciones”.

Pasos reales

Mientras tanto, el senador de izquierda del Polo Democrático, Iván Cepeda, dijo a El Telégrafo que el proceso de paz, entrará en una fase en la que no solo se hablará sobre el contenido de la agenda, sino con pasos reales, verificables, para ir desescalando el conflicto armado”.

Sostuvo que “lo que viene es una discusión sobre medidas concretas no solo en acuerdos sobre temas pactados, sino hechos prácticos en los que veamos que la paz no es solo una conversación, sino la búsqueda de un camino para la limitación de las hostilidades y un cese paulatino del conflicto”.

En esta misma dirección, el politólogo y analista Bernardo Rodríguez, señaló que “las Farc han dado muestras de que sí les importa la percepción de los colombianos frente a sus actos, que sí pueden asumir la responsabilidad de darle oxígeno al proceso ante la opinión, que aun cuando sigan siendo enemigos en el campo de batalla y contradictores en la mesa de negociación, entienden que no pueden cerrarle las puertas al Gobierno en su relación con la sociedad que habrá de darle el visto bueno a lo que entre ellos se negocie”.

Sostuvo el investigador que “el reto inmediato al reanudar el proceso de paz, es lograr que este hecho en verdad fortalezca los avances en lugar de enredarse en peleas retóricas que pueden llevar a perder una oportunidad de oro para acercar el proceso a los colombianos que habrán de refrendarlo”.

Indicó que “no les falta razón a las Farc cuando critican la actitud del Gobierno de haber suspendido la negociación cuando las reglas han sido claras desde el comienzo, en el sentido de que la guerra continúa en el territorio y no debe afectar la mesa”.

Fortalezas

El analista Marc Chernick, Director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, señaló en un detenido análisis que “con la liberación del General, el proceso de paz habrá pasado la mayor crisis desde el comienzo de los diálogos en la Habana hace un poco más de dos años. La crisis puso en evidencia tanto las vulnerabilidades como las fortalezas significativas del proceso, resaltando las voces de aporte y de oposición, aunque con respecto a éstas últimas no hubo muchas sorpresas”.

Sostuvo el experto que “de las fortalezas, si algo ha distinguido este proceso de paz comparado con los tres procesos anteriores con las Farc (en La Uribe, en Caracas y Tlaxcala, y en el Caguán), es la incidencia lograda por las víctimas y las organizaciones de derechos humanos y promoción de paz que las apoyan. Casi los primeros en levantar objeciones contundentes a la suspensión de los diálogos fueron los grupos de víctimas que habían viajado a Cuba y, junto con ellas, las centenares de grupos de víctimas de todos los sectores, mujeres, afrodescendientes, campesinos, sindicalistas, docentes, defensores de derechos humanos y muchos otros”,  dijo el analista.

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