El papa Francisco advirtió este viernes, de que se está perdiendo el sentido del diálogo y la convivencia social, porque para dialogar es necesario primero escuchar.

En un discurso improvisado ante estudiantes y trabajadores de la Universidad Roma Tres durante una visita a ese prestigioso centro docente italiano, el Sumo Pontífice reiteró su opinión, según la cual, en el mundo actual ya está en marcha la tercera guerra mundial en pedazos, pero la cual prosigue.

Expresó que a la guerra se arriba primero que todo a través de la violencia verbal, donde primero se insulta y después se pregunta por qué. Una guerra -dijo- que comienza en nuestros corazones primero que fuera de nosotros.

En ese sentido, apuntó que la universidad debe desempeñar un papel como espacio de discusión, diálogo y confrontación, más que como un simple lugar donde se estudia para después regresar a casa.

Francisco se refirió también a estas ideas en la intervención escrita que preparó para la ocasión y dejó al rector de la institución con sus respuestas a preguntas realizadas por estudiantes.

El Papa planteó dos interrogantes: cómo es posible que la comunidad internacional, con sus organizaciones, sea incapaz de impedir o detener los conflictos en muchas regiones del planeta, que amenazan el futuro de enteras generaciones; y si los intereses económicos y estratégicos tienen más peso que el interés común de la paz.

Seguramente -indicó en el texto- estas son preguntas que encuentran espacio en las aulas de las universidades y resuenan, primero que todo, en nuestras conciencias, y añadió que ellas son "un lugar privilegiado en el cual se forman las conciencias, en estrecha relación entre las exigencias del bien, lo veraz y lo bello con la realidad y sus contradicciones".

A continuación puso como ejemplo que desde hace decenas de años se habla del desarme y se realizaron procesos importantes en ese sentido, pero, lamentablemente, a pesar de los discursos y compromisos, muchos países aumentan los gastos en armamentos.

Esta es -exclamó- una escandalosa contradicción en un mundo que lucha todavía contra el hambre y las enfermedades. (I)