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El grupo reivindica la transparencia y democracia desde el europarlamento

El movimiento ‘Podemos’ sacude el mapa político español (VIDEO)

Hace 13 meses Iglesias daba clases de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid, hoy es el rostro de la nueva izquierda. Foto: EFE.
Hace 13 meses Iglesias daba clases de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid, hoy es el rostro de la nueva izquierda. Foto: EFE.
05 de junio de 2014 - 00:00 - Alberto Pradilla, especial para El Telégrafo

"No estamos satisfechos con el resultado. No nacimos para ser una fuerza testimonial sino para superar electoralmente a los partidos de la casta". Pablo Iglesias es el cabeza de lista de Podemos, formación emergente que ha obtenido 5 de los 54 eurodiputados que corresponden a España. Sin embargo, no se resigna y aspira a más. Dice que su vocación es la de gobernar. La irrupción de este partido en las pasadas elecciones europeas, celebradas el domingo 25 de mayo, ha sacudido el panorama político español. Obtuvieron 1,2 millones de votos con apenas cinco meses de vida y ya se han puesto como objetivo estructurarse y competir en los comicios autonómicos y municipales, previstos para 2015. Es la cuarta fuerza en sufragios y escaños, sí, pero por la atención recibida en la última semana, podría dar la sensación de que él fue el vencedor de los comicios.

No se puede olvidar que España vive un momento de crisis estructural y los resultados de las europeas son representativos. En primer lugar, por el desprestigio de la clase política tradicional, lastrada por innumerables casos de corrupción. En segundo, por las consecuencias de las medidas de austeridad impuestas por la Troika (Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional y Comisión Europa) después del rescate bancario de 2011. Más de seis millones de parados o miles de desahucios por no poder pagar la hipoteca son ejemplos de una calidad de vida que se ha degradado de forma notable. Hace cinco años, PP y PSOE (conservadores y socialdemócratas), los dos grupos que se han turnado en el Gobierno desde que se aprobó la Constitución en 1978, amarraron el 80% de los sufragios. La semana pasada no llegaron al 50%. Siguen siendo mayoría. Pese a ello, sus principales portavoces muestran nerviosismo. Podemos ha entrado con fuerza; IU, coalición de izquierdas, se llevó un millón y medio de votos y otros seis escaños. La crisis territorial también aprieta, con un auge de las formaciones soberanistas en Catalunya (ERC) y Euskal Herria (EH Bildu). El panorama político en España está cambiando. Aunque los retos son enormes. Por eso, diversas voces se han alzado para reivindicar pactos y convergencias que puedan impulsar un vuelco. Muchos de ellos ponen a Syriza, la izquierda griega, como ejemplo.

El "fenómeno Podemos" no llega de la nada. Hace tres años, el 15M despertó el descontento en muchos ciudadanos españoles. La formación de Iglesias no se reivindica como representante de una explosión heterogénea de protesta que terminó impregnando a decenas de movimientos sociales. Sin embargo, sí que emplea términos que llevan sonando en la plaza pública desde aquella acampada: democracia, soberanía, no convertir a los ciudadanos en "mercancías en manos de banqueros". Un discurso, como señala el propio cabeza del partido, que pretende romper con la dicotomía «izquierda y derecha» y apunta a otra gran contradición: "ciudadanía versus oligarquía". "Esto no es un problema de etiquetas ideológicas, sino de recuperación de la soberanía y de apelar a sectores amplios para no conformarnos con lo que dejan a su izquierda los partidos de la socialdemocracia, sino construir una mayoría política que responda a una mayoría social que creemos que ya existe", argumenta el ya eurodiputado.

Hace apenas 13 meses, Iglesias daba clases de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid y dirigía "La Tuerka", una tertulia política que nació en una televisión comunitaria de Vallecas, barrio obrero de la capital española. Fue entonces cuando saltó a los debates de las grandes cadenas y adquirió gran notoriedad pública. Su discurso quebraba el tradicional consenso generado por los voceros del partidarios del bipartidismo. A partir de ahí, todo fue vertiginoso. En enero anunció su intención de lanzar una iniciativa política. Primero pidió 50.000 avales que superó con creces, lanzó un proyecto de primarias y apeló a la «convergencia» con partidos que también se oponen a las políticas impuestas por la Troika, como IU. No cuajó, así que lanzó su candidatura en solitario. La campaña se financió a través de "crowfundig", sin pedir préstamos a los bancos. Los principales candidatos, como Teresa Rodríguez, profesora y activista por la educación pública, Carlos Jiménez Villarejo, exfiscal anticorrupción o Pablo Echenique, junto a colaboradores como Iñigo Errejón (director de campaña) o Juan Carlos Monedero, se lanzaron a una maratoniana carrera de actos por todo el Estado. "¿Cuándo fue la última vez que votaste con ilusión?" fue uno de sus lemas. El apoyo recabado en aquellos voluntaristas mítines se convirtió en el mejor termómetro de que su apuesta tendría éxito.

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Tras lograr sus cinco eurodiputados, la primera medida de Podemos en Bruselas, donde se ubica la sede del Parlamento europeo, será pedir a los representantes políticos que se bajen el salario. Luego presentarán una directiva contra el fraude fiscal elaborada por Villarejo. Además, se integrarán en el Partido de la Izquierda Europea, liderado por el griego Alexis Tsipras (Syriza). Para España, reivindican una auditoría de la deuda, más transparencia y democracia, al tiempo que realizan una firme defensa de los servicios públicos y de la extensión de derechos frente a las tentaciones privatizadoras. Creen que el actual régimen, surgido tras la dictadura de Francisco Franco, está agotado, y abogan por una transformación total. "En los momentos de descomposición hay posibilidades de una nueva hegemonía, de emplear un lenguaje distinto de los que gobiernan. Lo que es posible o no, depende de la correlación de fuerzas", afirma Errejón. Ahí aparecen, como aprendizajes, "procesos de expansión de la democracia" como los desarrollados en América Latina. La auditoría de la deuda realizada por Ecuador es un ejemplo. "Todos los expertos, que son de equivocarse, decían que no se podía hacer, que no se podía renegociar. Y el Gobierno lo hizo", argumenta.

De cara al futuro, "convergencia" es la palabra de moda. En IU, donde se aspiraba a capitalizar el descontento, se ha entonado la autocrítica mientras se lanzan mensajes para confluir. Jorge García Castaño, concejal en Madrid, apuesta por estrategias comunes que no se limiten a la unión de siglas y que tomen en cuenta a los movimientos sociales. Errejón cree que hay "terreno por delante", mientras que Iglesias mantiene "mano tendida" aunque basado en el "protagonismo popular y ciudadano". La duda que no ha despejado es si se presentará a las elecciones generales, previstas para finales de 2015. Cada vez que le preguntan, se limita a responder la decisión estará en manos de las bases de Podemos. Por el momento, ya ha dado el primer susto.

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