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El Telégrafo
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Reino Unido enfrenta su mayor cambio constitucional en 40 años

El Gobierno británico, dividido por el Brexit

La primera ministra británica, Theresa May (centro), con su equipo de ministros en Downing Street.
La primera ministra británica, Theresa May (centro), con su equipo de ministros en Downing Street.
Foto: Daily Mail
31 de agosto de 2016 - 00:00 - Leonardo Boix, corresponsal en Londres

El Gobierno británico de la primera ministra conservadora, Theresa May, está cada vez más dividido acerca de la implementación del llamado Brexit, la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE), especialmente acerca de si el país debería o no acceder al mercado único para sectores como el de los servicios financieros.

May convocó a una reunión de emergencia para hoy en su residencia de campo en Chequers, a las afueras de Londres, con el fin de acordar una postura común entre sus ministros, antes de presentar un plan concreto a sus colegas europeos.

Funcionarios del Gobierno británico expresaron públicamente la opción de mantener al país con acceso al mercado único, ya que consideran que esto será beneficioso para el sector financiero y de negocios.

Sin embargo, aquellos ministros pro-Brexit indicaron que Reino Unido debería cortar todos los lazos con la UE y tomar el control de sus fronteras sin demora alguna.

El ministro de Hacienda, Philip Hammond, dijo que Gran Bretaña debería mantener el acceso al mercado único para beneficio de la City de Londres, al tiempo de mantener sus fronteras seguras.

El llamado ‘Chancellor’ del Tesoro quiere asegurarse de que las negociaciones por el Brexit protejan los sectores de la economía que se benefician ampliamente de la falta de regulaciones, especialmente el de servicios financieros.

Pero funcionarios más derechistas como David Davis y Liam Fox, que desde hace años abogan por la salida del bloque comunitario, consideran que el divorcio con la UE debería ocurrir de forma más tajante y sin demoras a partir de este año.

Durante la reunión prevista para el miércoles, cada uno de los ministros del Gobierno presentará a May su plan sobre cómo el Brexit debería ser implementado y de qué forma la salida de la UE beneficiará mejor a cada uno de los sectores del país, desde la economía y la inmigración, pasando por el medio ambiente, pesca y asuntos constitucionales.

Mientras, el ministro de Economía de Alemania, Sigmar Gabriel, advirtió este fin de semana que si el proceso de salida de Reino Unido de la Unión Europea es mal gestionado y otros estados miembros le siguen los pasos, “Europa podría quedar arruinada”.

Gabriel, quien también es el vicecanciller alemán, añadió que el mundo ahora mira a Europa “como un continente inestable”.

“Si organizamos el Brexit de la manera incorrecta, entonces habrá grandes problemas, de modo que debemos asegurarnos de no permitir que Reino Unido se quede con los mayores beneficios, es decir, en relación a Europa y sin asumir la responsabilidad (de su decisión)”.

Desde la sorprendente decisión de Reino Unido en el referéndum del 23 de junio de abandonar la UE, todos los ojos están puestos en Alemania para que ayude a mostrar un camino sin demasiados riesgos para los 27 Estados miembros que seguirán en el bloque.

El 24 de agosto, Merkel dijo que los estados miembros de la UE deberían escucharse unos a otros cuidadosamente y evitar decisiones políticas apresuradas.

Lo cierto es que el proceso constitucional que se llevará a cabo en  Reino Unido antes de abandonar la UE, ya generó fuertes tensiones en el Parlamento, luego de que May confirmó que no convocará una votación en la Cámara de los Comunes previo a invocar el artículo 50 del Tratado de Lisboa.

Un vocero de Downing Street, la residencia oficial en Londres de la Primera Ministra, indicó que May “dejó en claro” que la decisión de la población británica “será respetada”. “El Brexit significa Brexit”, dijo enérgico el portavoz de la mandataria.

De todos modos, parlamentarios reclamaron un debate sobre el tema lo antes posible en los Comunes.

El laborista Barry Gardiner, que se desempeña como ministro en la sombra para las áreas de Comercio internacional, Europa, Energía y Cambio climático, dijo que el Parlamento británico “no puede ser dejado a un costado” cuando Reino Unido enfrenta su mayor cambio constitucional en 40 años.

Por su parte, Owen Smith, candidato al liderazgo del Partido Laborista, acusó a May de “tener mucho miedo” de un escrutinio parlamentario a las negociaciones por el Brexit.

“Ella ha visto los números y sabe que podría perder un voto en el Parlamento. Aún no ha explicado qué implicará el Brexit y tampoco quiere ser culpada de poner en peligro derechos de protección de los trabajadores o salvaguardas medioambientales”, agregó.

Según Smith, el eventual acuerdo por el Brexit debería ser sometido a un segundo referéndum o incluso a una elección general en el país, aunque el actual líder laborista Jeremy Corbyn, considera que el resultado del referéndum celebrado en junio “debe ser respetado” por las autoridades. (I)  

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