El féretro de Juan Pablo II es sacado de su tumba
El féretro con los restos de Juan Pablo II fue sacado ayer de la tumba que ocupaba en las grutas vaticanas y colocado sobre una tarima de madera cubierto con una tela blanca bordada en oro delante de la monumental tumba de San Pedro.
El ataúd permanecerá en el lugar hasta la mañana de este domingo, cuando sea trasladado ante el Altar de la Confesión de la Basílica de San Pedro, para que los fieles puedan venerarlo una vez beatificado por Benedicto XVI. Y es que miles de peregrinos se encuentran ya en la Plaza de San Pedro del Vaticano para presenciar la ceremonia religiosa. Se calcula que más un millón de personas acudirán al acto.
El secretario de Estado y número dos del Vaticano, el cardenal italiano Tarcisio Bertone, y el cardenal Stanislaw Dziwisz, actual arzobispo de Cracovia y por más de 40 años el secretario privado del futuro beato, asistieron a la ceremonia que duró apenas quince minutos.
El portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, explicó que el féretro se encontraba bien conservado, aunque se nota el pasar del tiempo. Después de la ceremonia de beatificación, Benedicto XVI y los cardenales se dirigirán en procesión hacia el centro de la basílica para venerar el féretro y, posteriormente, se dará paso a los jefes de Estado y de Gobierno que asistirán a la ceremonia. Sucesivamente los fieles podrán rendirle homenaje.
El ataúd será colocado el lunes en la noche, en el curso de una ceremonia privada, en la capilla de San Sebastián, junto a la capilla donde se encuentra la célebre estatua La Piedad de Miguel Ángel, en el ala derecha de la Basílica de San Pedro. La placa de mármol que cubría la tumba localizada en las grutas vaticanas será enviada a Cracovia, para ser utilizada en la construcción de una nueva iglesia que será erigida en su nombre.
Mientras tanto, ayer en la Plaza de San Pedro del Vaticano, cientos de miles de peregrinos aguardaban desde ya el evento, bajo un cielo que amenazaba con lluvia.
Los peregrinos empezaron ayer a hacer fila para visitar la Basílica de San Pedro, donde ayer el ataúd con los restos de Juan Pablo II fue sacado del sepulcro que ocupaba en las grutas vaticanas y colocado sobre un catafalco ante la monumental tumba de San Pedro.
Una inmensa pantalla de video colocada a la izquierda de la plaza narra con bellas imágenes el pontificado del próximo beato, y cerca, una enorme fotografía de Juan Pablo II con la tez morena, mechón blanco sobre la frente y aferrado a una cruz de metal, centra las miradas y los flashes de los peregrinos. Entre cada una de las imponentes columnas de la plaza se ha colocado una letra, de manera que desde lejos se puede leer la frase: “Abrid las puertas de Cristo”.
En la plaza se escucha hablar polaco, pero también italiano, francés, alemán, inglés y mucho español. La mexicana Emma Torres y sus hijas Mercedes y Susana llegaron desde México para honrar a Juan Pablo II: “Era un hombre que llegaba al pueblo, un hombre carismático. Fue un líder de su tiempo”, aseguró. Su hija Susana manifestó que además el “Papa estuvo muy cerca de los conflictos y fue crucial para que termine la Guerra Fría”.
Desde Panamá llegó el sacerdote Julio Román que resalta la capacidad de Juan Pablo II, a quien muchos llaman “el Grande”, para comunicarse con la juventud, además de su manera sencilla de transmitir lo profundo de la salvación en Cristo.
Entre la muchedumbre que sale de la Basílica de San Pedro, un grupo de muchachas españolas de Andalucía, Córdoba y Barcelona, aseguró que había hecho un esfuerzo económico para llegar a Roma y abogan porque el Papa sea “¡santo ya!”. Mientras que una abuela, que lideraba la familia Zavala de 25 personas, expresó: “Me gusta porque ayudó a la caída del comunismo”.