Las fronteras de Venezuela con Colombia, Brasil y Curazao se han convertido en las más calientes de la región. Una verdadera bomba de tiempo política, con incidencia creciente a ambos lados de la línea limítrofe.

Miles de personas atraviesan a diario las fronteras con la decisión de no dar marcha atrás. La oposición calcula que el efecto del éxodo no solo es social y familiar: también electoral.

La coalición opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) estima que, de presentarse a los comicios presidenciales del 22 de abril, contará con medio millón de votos menos. El Gobierno de Nicolá Maduro atribuye este flujo constante a una crisis provocada por la conjura internacional.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, anunció días atrás en Cúcuta la militarización de la frontera y medidas de riguroso control que provocaron perplejidad en los venezolanos acostumbrados a llegar a Colombia por San Antonio de Táchira como si atravesaran un patio.

“Colombia nunca vivió una situación así. Es un problema serio que está creciendo, un problema que tenemos que afrontar con pragmatismo”, mencionó Santos.

La revista Semana de Bogotá puso números a esta candente cuestión: “Aunque las cifras oficiales de Migración Colombia hablan de 550.000, las organizaciones no gubernamentales mencionan a más de un millón de venezolanos. Los hospitales están desbordados, los ‘cambuches’ (ranchos muy precarios) aparecen en calles y plazas de las ciudades fronterizas, la demanda de cupos escolares para niños venezolanos no da abasto y la criminalidad se ha disparado en varios municipios”.

El portal caraqueño Contrapunto informa de que 40.000 venezolanos huyeron de la crisis hacia Brasil. El estado de Roraima, en particular su capital, Boa Vista, así como las amazónicas ciudades de Manaos y Paracaima, son las que reciben el mayor impacto migratorio.

Una parte importante de los que abandonan Venezuela son integrantes de la etnia Warao debido a las situaciones de pobreza.

Brasil cambió radicalmente sus políticas desde que tomó las riendas el presidente interino Michel Temer. Si antes expulsaba a venezolanos sin papeles, ahora decidió hacer frente a la oleada migratoria y albergarlos, señala la prensa.

Según demógrafos, alrededor de 3 millones de ciudadanos abandonaron Venezuela en las últimas dos décadas, casi una décima parte de la población, la mitad lo hizo en los dos últimos años.

En los primeros años del chavismo emigraron venezolanos profesionales o empresarios, que tenían como destino sobre todo Estados Unidos, Colombia y Europa. No obstante, en los últimos años el destino cambió.

“1,2 millones de personas  se han ido en los últimos dos años a países de la región”, advierte Tomás Páez, experto en inmigración de la Universidad Central de Venezuela.

Sin embargo, como el Gobierno de Venezuela dejó hace años de dar datos oficiales es difícil para los expertos calcular cuántos de los 30 millones de venezolanos viven fuera. Por ello, los investigadores independientes emplean datos oficiales de otros gobiernos.

En cifras de 2017, Colombia acoge a 560.000 venezolanos, Perú a 81.000, Ecuador más de 62.000, Argentina a 40.884 residentes de forma provisional y en Chile a 30.986 venezolanos.

Contrabando de oro y cobre
El pasado 5 de enero, el presidente Nicolás Maduro decidió cerrar las comunicaciones por aire y mar con Curazao. El contrabando de oro y cobre activó la medida.

“Ya basta que nos roben, ya basta que se lleven los productos de aquí”, dijo. La frontera también empezaba a mostrar una porosidad distinta: por ahí también comenzaron a irse los venezolanos. De hecho, dos semanas después cuatro personas murieron y 20 desaparecieron al hundirse un barco que quiso llegar a la isla holandesa.

El éxodo no solo afecta a los países lindantes con Venezuela. La llegada de venezolanos creció un 1.600% en Argentina, donde ya se encuentran 31.000 personas, especialmente en la ciudad de Buenos Aires.

De acuerdo con las autoridades chilenas, 13.159.287 venezolanos entraron en ese país por diversos pasos fronterizos. Una realidad que también se hace sentir en Perú. (I)

Los migrantes
Los que radican en Colombia
Hasta  finales de 2017 se radicaban  550.000 venezolanos en Colombia, lo que representa un aumento en comparación con los 164.086 que llegaron entre 2015 y 2016. Además, en lo que va de 2018 ya ingresaron otros 50.000 ciudadanos.

30 millones de dólares pide Colombia a la comunidad internacional para atenderlos.  

Asilo comparado con sirios
The Wall Street Journal comparó las cifras oficiales con la cantidad de solicitantes de asilo de ciudadanos sirios en Alemania: 600.000, así como los 650.000 rohinyás que llegaron a Bangladés en 2017. (I)

Grupo de Lima pide abrir un corredor humanitario
El Grupo de Lima exigió al Gobierno de Venezuela que cambie el calendario electoral y que permita abrir un “corredor humanitario” para enfrentar el desabastecimiento de alimentos.

La decisión se adoptó tras una reunión de cancilleres que rechazó   la convocatoria a comicios anticipados previstos para el 22 de abril próximo.

Además, Perú pidió al presidente venezolano, Nicolás Maduro, que desista de concurrir a la Cumbre de las Américas en Lima, entre el 13 y 14 de abril. Afirmó que su presencia “no será bienvenida en el encuentro”.

También la ‘Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia’ entregó ayer en Santiago una carta en la que pide a la presidenta Michelle Bachelet que retire la invitación a Maduro, al cambio de mando presidencial en Chile que será el 11 de marzo.

Julio Borges, diputado opositor y principal negociador en el diálogo con el Gobierno venezolano, por su parte, reiteró ayer que visitará países de América Latina con el fin de buscar apoyos para que en Venezuela se celebren elecciones presidenciales “libres” y “justas”.

Mientras más de un centenar de políticos, intelectuales, profesores y diplomáticos firmaron un manifiesto en el que defienden la labor de mediación de José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno español, en Venezuela. (I)