Las autoridades detuvieron a un sospechoso vinculado a esta explosión
El Estado Islámico reivindica autoría en atentado de Manchester
Veintidós personas murieron, entre ellas niños, y 56 resultaron heridas tras un ataque suicida reivindicado por el Estado Islámico (EI) en el concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande en el estadio Manchester Arena, en el norte de Inglaterra. Se trata de uno de los peores atentados terroristas en la historia de Gran Bretaña.
A través de un comunicado, el EI indicó que “uno de los soldados del califato colocó bombas entre la muchedumbre” durante el concierto. Los yihadistas detallan que la arremetida es una venganza y respuesta a los ataques contra musulmanes y tiene como objetivo aterrorizar “a los infieles”. Las autoridades británicas identificaron al atacante como Salman Abedi, de 22 años, británico cuyos padres provienen de Libia.
El ataque se produjo a las 22:30 (17:30 hora de Ecuador) del lunes en el hall de entrada del estadio, pocos minutos después del final del concierto de pop, al que asistieron miles de niños y adolescentes con sus familias.
Luego de la detonación del explosivo, miles de personas corrieron aterradas buscando las salidas. Los primeros médicos y servicios de emergencia que llegaron al sitio describieron el lugar como una “zona de guerra”.
Según testigos, en el lugar de la explosión quedaron tuercas, pernos y tornillos, lo que determina que la bomba era casera.
El Manchester Arena tiene capacidad para 21.000 espectadores y en el momento del atentado estaba lleno. Además, es uno de los estadios más grandes de Europa.
Tras la ofensiva, que se produjo dos meses después de la agresión en Westminster y 12 años después de las sangrientas arremetidas del 7 de julio de 2005 en Londres, la primera ministra británica, Theresa May, calificó el hecho como un “ataque terrorista espantoso”.
La primera ministra también anunció que Reino Unido elevó el nivel de alerta terrorista de “grave” a “crítico” y ordenó el despliegue de militares para apoyar a la policía.
El atentado ocurre a menos de tres semanas de las elecciones generales del 8 de junio en el país. Todos los partidos políticos confirmaron que suspenderán la campaña electoral por el ataque en Manchester.
Al respecto, el jefe de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, emitió un mensaje de condolencias a través de su cuenta Twitter, en el que calificó el atentado de “terrible” y felicitó la labor de los servicios de emergencia.
A primera hora de la mañana de ayer, la primera ministra presidió una reunión de emergencia Cobra en la residencia gubernamental de Downing Street, en Londres, en la que participó la plana mayor de los servicios de Inteligencia, de la Policía y del gabinete.
Por su parte, la ministra del Interior, Amber Rudd, indicó que se trató de un atentado “barbárico”. “Buscó atacar deliberadamente a las personas más vulnerables de nuestra sociedad; jóvenes y niños que disfrutaban de un concierto de pop”.
Por su parte, los residentes cerca del estadio usaron el hashtag #roomformanchester para ofrecer desde un lugar donde pasar la noche a los afectados, movilización para transportarlos a su casa u hospitales, así como telefonía móvil, cargadores, té, frazadas o cualquier cosa que necesitaran las víctimas.
Ian Hopkins, comisario jefe de la ciudad, dijo: “La prioridad ahora es determinar si esta persona actuó sola o era parte de una red más amplia”, destacó el comisario antes de detener a un sospechoso vinculado en este caso.
Desde los atentados de julio de 2005, cuando 56 personas murieron (entre ellos los 4 atacantes suicidas y más de 700 resultaron con heridas), las autoridades británicas habían elevado el nivel de alerta terrorista en el país a “severo”, que implicaba que un ataque era “altamente probable”.
Mientras tanto, en Estados Unidos, el Departamento de Seguridad nacional advirtió que se elevarán las medidas antiterroristas en zonas públicas de ese país. (I)