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Entrevista

"El Estado Islámico golpea a la OTAN en el vientre flojo de occidente: Europa"

Christian Rodríguez. Partido de Izquierda de Francia (Parti de gauche). Foto: Marco Salgado/El Telégrafo
Christian Rodríguez. Partido de Izquierda de Francia (Parti de gauche). Foto: Marco Salgado/El Telégrafo
19 de noviembre de 2015 - 00:00 - Redacción Política

Christian Rodríguez, representante del Partido de Izquierda de Francia (Parti de gauche), habla sobre los ataques del autodenominado ‘Estado Islámico’ a Francia y la vinculación en el conflicto sirio.

¿Cuál es el efecto político que arroja el problema sirio?      

En este momento el llamado ‘problema sirio’ es la expresión coyuntural de una confrontación geoestratégica que libran desde hace años las grandes potencias occidentales en el Medio Oriente con EE.UU. a la cabeza. Se trata de un conflicto que se ha pretendido enmarcar en la llamada ‘primavera árabe’, esa serie de revoluciones ciudadanas y populares de supuesto carácter democrático que surgieron contra los regímenes autoritarios en los países árabes del Magreb (Libia, Túnez y Egipto) con la ayuda interesada y precipitada de los países de la OTAN. Pero, esta asimilación es engañosa pues la naturaleza del conflicto en Siria tiene implicaciones a escala más global que regional, que toca fuertemente los intereses estratégicos de Rusia, al punto que se puede decir que la guerra adquiere allí el carácter de un conflicto mundial.

¿La OTAN ha logrado la derrota total del régimen en Siria?

En contraste con Libia, los países de la OTAN no han logrado la derrota total ni el desmantelamiento del régimen en Siria. Los intentos por construir una fuerza rebelde suficientemente potente como para derrocar a Al Assad han fracasado estruendosamente. Incide además la irrupción de las fuerzas yihadistas del ‘Estado Islámico’ (Daesh), lo que le da al conflicto un carácter esencialmente ligado a las consecuencias de la guerra desatada por EE.UU. en Irak y a su posterior retiro como potencia ocupante. Son actores del conflicto, tanto los países árabes petroleros, tales como Arabia Saudita y Qatar, que financian y arman a Daesh, como también Irán y Turquía, que supuestamente lo combaten por intermedio de las fuerzas kurdas. Sin olvidar tampoco a Israel, vecino de Siria, enemigo declarado de Irán y aliado estratégico de EE.UU. en la región.

¿Cuáles son las repercusiones actuales en Occidente?

En la fase actual, el hecho de que los actores regionales no logren resolver el conflicto (caída o no de Asad, derrota o triunfo de Daesh) prolonga y extiende sus repercusiones políticas a todo Occidente y particularmente a Europa. Rusia ha decidido intervenir para modificar radicalmente una situación que amenaza mortalmente al régimen sirio, aliado estratégico de Rusia desde los tiempos de la Unión Soviética. Daesh golpea a su vez a los países de la OTAN en lo que sus estrategas consideran como el ‘vientre flojo’ de occidente: Europa. Perpetran así la masacre de víctimas civiles más violenta que Francia haya vivido desde la Segunda Guerra Mundial. En pocas semanas el ‘problema sirio’ ha desbordado ampliamente el ámbito regional y se está transformando en lo que tal vez los historiadores consideren algún día como una gran batalla de la Tercera Guerra Mundial del siglo XXI.

¿De qué manera esto repercutirá a Francia?

Francia, en todo caso, estará implicada a partir de hoy, de una manera quizá no prevista por sus dirigentes, pues ante tal agresión, todos los actores políticos manifiestan ya, de diferentes maneras, la necesidad de dar una respuesta eficaz a la acción terrorista, no solo en suelo francés, sino también en Siria. Esto ya se da, por un lado, a través de iniciativas legislativas para aumentar la eficacia de las fuerzas policiales y de seguridad francesas, pero que atentan a la vez a las libertades individuales y sociales del pueblo francés; y por otro lado, a través de cambios en la política exterior de Francia -que hasta ahora acataba la lucha contra Daesh- a la lucha por el derrocamiento del régimen de Asad, con un empecinamiento aún mayor que el de los mismos EE.UU.  Hoy, François Hollande ha debido reconocer esa actitud como un error de apreciación. Esta nueva situación no dejará indiferente a los demás países de la Comunidad Europea, de modo que se puede prever desde ya que surgirán iniciativas políticas que modifiquen el panorama actual de implicación de los países europeos en la lucha occidental contra Daesh y en las políticas de seguridad interior. El presidente francés ya ha planteado, por ejemplo, que el pacto europeo de seguridad debe prevalecer por sobre el pacto de austeridad y que no respetará los límites al déficit que impone la UE a todos los países de la comunidad. Los efectos políticos que deben suscitar mayor preocupación son aquellos que afectarán sin duda la capacidad de movilización y de accionar autónomo de las organizaciones sindicales, ciudadanas y/o partidos políticos radicalizados y de la izquierda. En Francia se percibe ya la adopción, por vía constitucional, de leyes que introducirán la primacía de la llamada ‘seguridad nacional’ por sobre otros principios que salvaguardan las libertades individuales y colectivas de los ciudadanos. Un ‘Patriot Act’ a la francesa está en vías de elaboración por el gobierno socialdemócrata-neoliberal de Hollande y Valls y ya se prevé una serie de medidas de carácter contrainsurgente, que serán aprobadas con los votos de la derecha y de la extrema derecha en la Asamblea Nacional.               

¿Hasta dónde la crisis migratoria europea está ligada al conflicto?

La crisis migratoria y su amplitud excepcional es sin lugar a dudas una consecuencia inmediata de la guerra civil en Siria, y más ampliamente de la situación de guerra en el Medio Oriente. Evidentemente que estamos asistiendo a diario en Europa a un movimiento masivo de poblaciones que huyen de la guerra desatada no solamente en Siria. Cierto, los que llegan son en su mayoría afganos, sirios, pero también libios y del continente africano, en donde también está interviniendo Francia. Son decenas de miles los que buscan poder salvarse, respirar y estar en condiciones mínimas de seguridad junto a sus familias, pues la crisis provocada por las guerras tanto en el Medio Oriente, como en África, crean condiciones no esperadas en Europa. El éxodo masivo de ciudadanos es solo comparable al que provocó la Segunda Guerra Mundial.  

¿Es EE.UU. un árbitro del mundo político militarizado?

Una potencia hegemónica que aspira a mantener su supremacía como potencia económica y militar mundial (ver recientes declaraciones del Jefe de Estado Mayor de EE.UU.), no puede ser considerada como árbitro de nada. EE.UU. es, simplemente, una parte interesada dominante que está implicada en el origen del conflicto actual. Nadie debe ignorar que Daesh es un engendro de la política de dominación de EE.UU. en la zona del Medio Oriente; una organización terrorista financiada y armada inicialmente por la CIA, con el fin de ser utilizada como fuerza de desestabilización permanente en el área. La autonomización de tal engendro se transforma hoy en una amenaza para quienes la concibieron como instrumento (lo mismo pasó con Al-Qaeda) y para los países ‘atlantistas’ que apoyaron y se implicaron con tropas, armamento y finanzas en las aventuras guerreristas de EE.UU., Francia incluida.

¿Cuál es el rol pacifista del mundo occidental?

Tomo esta pregunta en el sentido de un rol que debería ser otro de lo que es actualmente, pues en los hechos es todo lo contrario de un ‘rol pacifista’ lo que ha estado mostrando el mundo occidental (del cual excluyo aquí a los países del sur que se ‘sienten’ occidentales). Hay que decirlo claramente, este mundo no se ha opuesto al rol guerrerista que EE.UU. se asigna a sí mismo, y para todo efecto práctico, aparece como cómplice y beneficiario de las guerras que desata. Para que el mundo occidental, es decir, los países desarrollados e industrializados del norte de Europa y de América, puedan jugar un rol pacifista deberían evolucionar de tal modo que sus pueblos puedan en el futuro influir para evitar que sus élites financieras y corporaciones multinacionales hagan lo que se les dé la gana en el resto del mundo.     

¿Hasta dónde cree que la reunión de Putin-Obama logre aportar al consenso?   

Lo que logrará la reunión de los dos será poder, en mi opinión, crear las condiciones para la posibilidad de intervención de una sola alianza para combatir a Daesh. Sería lo más saludable para terminar con esto, aunque como ya lo he manifestado anteriormente, uno más que otro ha engendrado este monstruo que se les ha escapado de las manos. ¿Se trata de intervenir militarmente bajo qué leyes? ¿Las de la guerra como lo ha hecho EE.UU. hasta la fecha? Mucho ruido frente a este encuentro, pero la experiencia de sus guerras, de estas dos potencias, tiene siempre resultados de millares de personas, familias y ciudades destruidas.

¿Es factible que la UE tenga una única voz como plantea el G20?

No. Europa está profundamente dividida y los gobiernos cada vez más xenófobos y reaccionarios llevan la iniciativa, en especial los países de la exárea soviética que están en la UE. Destaca Hungría.

¿La salida de Al Asad es una solución al problema?

El pueblo sirio tiene que decidir y resolver su presente y futuro democrático. Ellos y nadie más que ellos tienen que decidir. El principio de no injerencia de los pueblos debe ser escrupulosamente respetado aquí y en todas partes. Debemos ayudar a que las organizaciones políticas y sociales vuelvan a tomar la iniciativa. (I)

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