Los nicaragüenses acuden hoy a las urnas esperanzados en que el gobierno que surja de ellas resuelva la pobreza que afecta a casi la mitad de la población y genere empleos, los dos principales problemas de esta sociedad.

El empleo, los impuestos, la reducción de la pobreza y la mejora de los servicios de salud y educación fueron los temas que dominaron la atípica campaña electoral nicaragüense, carente de debates y marcada por denuncias de la oposición, piquetes de violencia y el triunfalismo de los sandinistas.

El 42,5% de la población de Nicaragua vive en condiciones de pobreza y el 14,6% en extrema pobreza, principal reto para la administración que surja de estas elecciones, según coinciden políticos y economistas. Se consideran pobres en Nicaragua los que viven con 2,08 dólares al día y pobres extremos los que viven con 1,08 dólares diarios.

El desempleo está en el 6,8%, aunque un 70% de los trabajos corresponde al sector informal, según datos oficiales. Los cinco candidatos a la Presidencia muestran intenciones parecidas, aunque ideológicamente con enfoques muy diferentes desde los cuales luchar contra la pobreza, el desempleo y la promoción de inversiones.

El presidente Daniel Ortega, favorito para ser reelegido, según las encuestas, ha dicho que seguirá contando con la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA), que impulsa su colega venezolano, Hugo Chávez, para erradicar esos problemas.

Ortega, del Frente Sandinista de Liberación Nacional, ha anunciado que, si es reelegido, aumentará los beneficios sociales, económicos, educativos y las infraestructuras, financiados por una cooperación de Venezuela que desde enero de 2007 suma ya 1.944,5 millones de dólares y que administra al margen del presupuesto.

El empresario de radio Fabio Gadea, candidato de la alianza Partido Liberal Independiente también ofrece mantener la cooperación con Venezuela si gana los comicios.