EE.UU. y Gran Bretaña espían a través de aplicaciones telefónicas
La Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) y su homólogo británico, el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ), desarrollaron tecnologías de avanzada para aprovecharse de aplicaciones de telefonía como el popular juego “Angry Birds” o el servicio de mapas “Google Maps”, para acceder a información privada de usuarios a través de internet, de acuerdo con documentos filtrados por Edward Snowden, extécnico de la CIA.
Algunas aplicaciones telefónicas pueden incluso compartir información muy sensible de sus usuarios, incluida la preferencia sexual de la persona. Muchos propietarios de teléfonos inteligentes desconocen que su información personal puede ser compartida en internet a partir del uso de esos aparatos, incluso aquellos más conocedores nunca imaginarían cómo las agencias de Inteligencia pueden socavar su información personal.
Decenas de documentos desclasificados, provistos al periódico británico The Guardian por parte de Snowden y publicados también en conjunto con el New York Times y el organismo ProPublica, revelan que la NSA y GCHQ utilizan este tipo de tecnologías para acceder de forma regular a información privada de miles de individuos.
Acceder a ese tipo de datos a través de aplicaciones de telefonía les permite a las agencias acumular información de teléfonos celulares a partir de sus propias herramientas de vigilancia masiva, como redes de telefonía internacional o cables. Estas operaciones son de gran prioridad para las agencias, ya que grupos terroristas y otros blancos de Inteligencia utilizan en forma masiva los celulares a la hora de planear y llevar a cabo sus actividades, por ejemplo, al usar sus aparatos como dispositivos para detonar bombas en zonas de conflicto.
La NSA ha destinado más de 1.000 millones de dólares en sus esfuerzos para acceder a esos teléfonos, de acuerdo a los documentos vistos por The Guardian.
Las filtraciones también revelan cómo un mayor uso de los teléfonos inteligentes por parte de la población, ha beneficiado en gran medida las operaciones de espionaje de la NSA y sus aliados.
Por ejemplo, un documento de mayo de 2010 acerca de una presentación de la NSA sobre cómo acceder a información privada de un teléfono inteligente, titulado “Golden Nugget!”, destaca cómo la descarga de una foto a través de una red social por internet en un teléfono celular puede ser de mucha utilidad para las agencias secretas.
A partir de esa foto, la NSA y la GCHQ pueden seleccionar datos como el correo electrónico de la persona, de sus amigos, dirección personal, estatus marital, etnicidad, nivel de educación, etc.
Las agencias de espionaje incluso utilizan aplicaciones de telefonía como el Google Maps (de navegación por mapas) para detectar a través del uso de mapas la ubicación exacta de la persona.
En diciembre pasado, The Guardian reveló que la NSA rastrea las ubicaciones de casi 5.000 millones de teléfonos celulares cada día en el extranjero, incluso algunos que pertenecen a estadounidenses.
El reporte destacó que la agencia norteamericana recaba inadvertidamente los registros de ubicación en Estados Unidos, junto con los miles de millones de registros que recolectan al intervenir los cables de las redes móviles mundiales.
Ello significa que la NSA puede rastrear los movimientos de casi cualquier teléfono celular en el mundo, además de rastrear a quien reciba llamadas desde ese celular.
La razón por la que la NSA recopila una cantidad tan grande de datos es porque sus herramientas analíticas, conocidas en su conjunto como Co-Traveler, exigen un amplio rango de registros para detectar a los aliados de objetivos de inteligencia conocidos, explicó el diario.
Según los defensores del derecho a la privacidad, la recolección de datos sobre localización es especialmente peligrosa, porque no puede ocultarse del mismo modo que se encripta un correo electrónico, por ejemplo. “Uno de los componentes claves de los datos de localización, y la razón por la que es tan sensible, es que las leyes de la física no te dejan mantenerla en privado”, afirmó Chris Soghoian, jefe de tecnología de la organización Unión de Libertades Civiles de EE.UU. (ACLU, por sus siglas en inglés).