Detrás de Siria hay una guerra entre potencias
Montreux/ Damasco.- Detrás de la guerra civil que convirtió a Siria en un campo de ruinas se libra una batalla indirecta entre potencias como Estados Unidos, Rusia y las monarquías del Golfo e Irán, que buscan asentar su influencia en ese país clave de Oriente Medio.
Entrega de armas, apoyo financiero, luchas diplomáticas secretas: desde la guerra del Líbano en los años 80, ningún país ha concentrado al mismo tiempo tal nivel de violencia y tantas luchas de influencia por parte de las potencias regionales e internacionales.
En esas justas diplomáticas, algunos países ganaron influencia, como Rusia; otros perdieron y parecieran tomar distancia, como Estados Unidos.
En este marco, hoy se inicia con gran escepticismo la conferencia Ginebra 2, que se desarrollará en la localidad suiza de Montreux, con el objetivo de resolver el conflicto que desde marzo de 2011 ha costado la vida a 1.300 personas.
El fracaso de la cita parecía ayer predecible, ante la ausencia de Irán y después de que el Consejo Nacional Sirio (CNS), uno de los grupos más importantes de la principal alianza opositora, la Coalición Nacional Siria (Cnfros), anunció su retirada del grupo por su participación en Ginebra 2, la conferencia internacional de paz.
Por otra parte, los negociadores del presidente sirio Bashar al Asad aterrizaron en Ginebra con mucho retraso después de que se les impidiera repostar en Atenas.
Un portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores griego precisó que el retraso se debió a los controles pertinentes que se hacen con todos los aviones de países sometidos a un embargo.
El retiro progresivo de EE.UU.
En el contexto de la guerra civil, el gobierno norteamericano reclamó durante largo tiempo la partida del presidente sirio Bashar al Asad. Se planteó incluso aparentemente la entrega de armas a los rebeldes sirios, como lo hizo con los rebeldes afganos en los años 80.
La presión de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña fue aumentando sin pausa, y llegó a su punto candente en agosto de 2013, tras el ataque químico realizado cerca de Damasco. Desde el comienzo de la crisis, los países occidentales no estuvieron nunca tan cerca de bombardear Siria.
Pero a último momento, el presidente norteamericano Barack Obama prefirió no hacerlo. Desde entonces, Estados Unidos parece haber abandonado la opción militar y matiza sus críticas al régimen de Asad. Éste, reforzado en el terreno, envía a Ginebra una importante delegación.
La influencia de Rusia
La crisis siria permitió a Rusia la recuperación de un papel protagónico en el escenario internacional. Fragilizada tras el derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), en 1991, y desde entonces en gran medida incapaz de oponerse a las veleidades occidentales, la Rusia de Vladimir Putin preparó pacientemente su partitura, bloqueando toda intervención militar en Siria con mandato de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y continuando sus entregas de armas a ese país, estratégicamente crucial para su influencia en Oriente Medio.
En la efervescencia de la crisis, cuando las potencias occidentales estuvieron a un paso de bombardear Damasco, Putin pudo imponer a todo el mundo, en septiembre de 2013, un acuerdo para el desmantelamiento del arsenal químico de Siria bajo la supervisión de la ONU, frenando con ello las veleidades occidentales de intervención, estrategia que permitió a Rusia desempeñar el papel protagónico en el control de la situación.
En primera línea del apoyo a la oposición siria, los países árabes se enfrentan a través de los grupos rebeldes.
Grandes financiadores de la oposición, las monarquías sunitas de Arabia Saudita, Catar y Kuwait, fueron la punta de lanza en la organización de la fronda árabe contra Asad, en especial dentro de la Liga Árabe. Su apoyo a los rebeldes es tanto político como religioso y geopolítico. Se trata de sostener a la mayoría sunita de Siria contra la minoría alauita (sector del chiismo) en el poder. Pero al mismo tiempo el objetivo es contrarrestar la influencia de Irán en Oriente Medio.
Irán, el padrino de Al Asad
Potencia regional y aliado de Rusia, Irán, cuya invitación a la conferencia Ginebra II provocó la ira de la oposición, es el ‘padrino’ del régimen sirio y está acusado por el Occidente de proporcionarle apoyo militar y financiero.
Irán y Siria son la piedra fundamental del arco chiita en Oriente Medio. La familia Asad (el padre Hafez y el hijo Bashar) permitió a Irán pesar en el Líbano, donde la milicia chiita Hezbolá es su principal aliada. Los combatientes del Hezbolá apoyan al ejército sirio en los combates contra los rebeldes.
Por ello, Irán expresó ayer su decepción por ser excluido de la conferencia de Ginebra, después de haber sido invitado por la ONU, debido a la presión de los grupos de oposición sirios. “Todo el mundo sabe que sin Irán, las posibilidades de alcanzar una verdadera solución en Siria no son tan grandes”, dijo el vicecanciller iraní, Abas Araghchi.
DATOS
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), al menos 130.000 personas murieron desde marzo de 2011 entre civiles y combatientes de ambos bandos. El año 2013 fue el más letal, con 73.000 fallecidos.
El número de sirios que huye a países vecinos se incrementa sin cesar: según la ONU, eran 588.000 a fines de 2012 y 2,4 millones un año más tarde.
Unos 905.000 partieron a Líbano, un país de 4,5 millones de habitantes. Otros 575.000 se marcharon a Jordania, 562.000 a Turquía, 216.000 a Irak y 145.000 a Egipto.
RÉGIMEN NIEGA SER AUTOR DE LAS MASACRES
Tres exfiscales internacionales acusaron al régimen sirio de Bashar Al Asad de torturar y matar detenidos a nivel industrial, en un informe basado en el testimonio de un desertor y encargado por Catar, país que apoya a los rebeldes sirios.
El informe, publicado por el diario británico The Guardian y el canal informativo estadounidense CNN, se basa en el testimonio no autentificado y las fotos facilitadas por esta fuente, anónima por razones de seguridad.
El confidente, un fotógrafo que afirma haber desertado de la policía militar siria, suministró a los expertos forenses comisionados por el gabinete jurídico que representa a Catar, unas 55.000 fotos digitales de 11.000 presos muertos.
El fotógrafo afirma que murieron en cautiverio antes de ser transportados a un hospital militar para ser fotografiados. Se trata de 11.000 muertos únicamente en una región. “La cifra viene de un único lugar, que no puedo revelar por razones de seguridad”, dijo a la BBC Desmond de Silva, uno de los tres autores del informe.
“Hay muchos más” muertos en el conjunto de Siria, añadió De Silva, que fue fiscal del tribunal especial para Sierra Leona.
El presidente sirio aseguró que el Estado no ha cometido “ninguna masacre” desde el comienzo de la guerra y acusó a los rebeldes de perpetrar matanzas contra los civiles “en todas partes”. “El Estado sirio defiende siempre a los civiles”, dijo el mandatario el domingo, en una entrevista con la agencia France Presse. (AFP)