Tres menores fueron rescatadas de una red de prostitución infantil en Venezuela
Seis personas fueron detenidas ayer en la ciudad venezolana de San Cristóbal, capital del estado Táchira, tras un operativo policial en el que se desarticuló una red “internacional” de prostitución infantil y se rescató a tres niñas de 15 años, informó una autoridad gubernamental.
“Se logró allanando el hotel Pueblo Nuevo (...), desmantelar una banda internacional de prostitución infantil, secuestro y trata de blancas”, informó el protector del estado Táchira -un cargo paralelo a la Gobernación-, Freddy Bernal, en un contacto con la televisión privada Globovisión.
Entre los detenidos está una mujer de nombres Ámbar Roa, quien sería la jefa de la red. Además están detenidos: Yordyn Castillo, Jesús Contreras, Jorge Rivas, Kevin Parra y Amílcar Santos.
Dos agentes policiales, cuyos nombres no fueron revelados y que presuntamente están implicados en estos delitos, son buscados por la justicia venezolana.
Según la investigación, la red captaba niñas, las forzaba a prostituirse en Venezuela y luego las vendía a otras organizaciones dedicadas a estas actividades ilícitas de Brasil y Colombia. Las tres niñas rescatadas estaban por ser trasladadas a este país.
“Esto es apenas la punta del iceberg”, dijo Bernal, y añadió que se establecieron contactos con las autoridades colombianas para que se haga el seguimiento del caso al otro lado de la frontera.
Mientras que en Roma, un cura italiano y exdiplomático de la Santa Sede fue condenado ayer a 5 años de prisión por posesión de material pedopornográfico, reveló el tribunal del Vaticano. En abril quedó encarcelado en una celda de la gendarmería.
En la víspera del primer día del juicio, Carlo Alberto Capella admitió su culpabilidad, explicando que atravesó “una crisis personal” cuando se sentía inútil en su función de consejero de la nunciatura ante Estados Unidos.
Canadá emitió en 2017 una orden de arresto contra Capella, quien habría cargado imágenes de pornografía infantil desde el interior de una iglesia en Ontario.
En los vídeos encontrados aparecían menores de entre 13 y 17 años, y un niño pequeño realizando “actos sexuales explícitos”. (I)