Detención domiciliaria para capitán del barco accidentado en Italia
El número de muertos del naufragio del crucero Costa Concordia ocurrido el viernes en aguas de la isla italiana del Giglio aumentó ayer a 11, mientras crece la polémica sobre el comportamiento del capitán del barco, Francesco Schettino, quien deberá permanecer en arresto domiciliario.
El capitán, detenido por orden de la Fiscalía de Grosseto (centro de Italia) ante la posibilidad de fuga, es acusado de homicidio culposo múltiple, naufragio y abandono de la nave. El comandante Schettino fue interrogado tres horas por la jueza Valeria Montesarchio para la instrucción preliminar, la cual determinó su excarcelación. Sin embargo, la Fiscalía solicitó al tribunal que mantenga la orden de detención.
El abogado de Schettino, Bruno Leporatti, dijo que su defendido insistió ante la jueza en que no abandonó la nave y que con sus supuestas maniobras tras la colisión del barco, que llevaba 4.229 personas en el momento del naufragio, “salvó la vida a cientos, miles de personas”.
Según la defensa de Schettino, su cliente conservó la lucidez para realizar lo que llamó una maniobra brillante desde el punto de vista náutico, para acercar el crucero al litoral y salvar numerosas vidas.
Mientras tanto, los buzos de los servicios de rescate italianos localizaron ayer otros cinco cadáveres en los restos del crucero, una mujer y cuatro hombres de entre 50 y 60 años de edad que, con los chalecos salvavidas puestos, se encontraban en la parte de la popa del barco sumergida bajo las aguas del mar Tirreno.
Estas cinco víctimas se suman a las seis encontradas en los últimos días, entre ellas el turista español Guillermo Gual y el peruano, miembro de la tripulación Thomas Alberto Costilla Mendoza.
De momento, 22 personas que viajaban a bordo del crucero continúan desaparecidas, entre ellas la también peruana Erika Soria, de 26 años, que trabajaba de camarera en el Costa Concordia.
En la lista de desaparecidos divulgada ayer por las autoridades italianas, que han constituido una unidad de crisis en la localidad de Grosseto (centro de Italia), figuran, entre otros, seis italianos (entre ellos una niña de 5 años), una decena de alemanes y dos estadounidenses. Los servicios de rescate, que ya ayer tuvieron que interrumpir durante unas horas su trabajo por el movimiento del barco, se afanan en agilizar sus tareas, mediante el uso de cargas explosivas para adentrarse en el casco, ante las previsiones de que mañana empeore el tiempo y el estado del mar.
Paralelamente, más de 70 pasajeros del Costa Concordia presentaron ayer una denuncia colectiva contra la compañía Costa Crociere, organizadora del crucero, indicó la asociación italiana de defensa del consumidor, Codacons.
“Se trata de una acción colectiva promovida por Codacons”, explicó el presidente y fundador de Codacons, Carlo Rienzi, en un comunicado. La denuncia colectiva fue presentada ante el Tribunal de Génova, sede de la compañía en Italia.