“Enterradores” salvaron más de 10.000 vidas en 2016
Investigaciones recientes señalan que los voluntarios de la Cruz Roja Internacional que ayudaron a enterrar a las víctimas del ébola entre 2013 y 2016 en África occidental pudieron evitar más de 10.000 casos de esta mortal enfermedad.
Los países más afectados fueron Guinea, Liberia y Sierra Leona.
Una gran parte de la respuesta de emergencia se basó en organizar entierros seguros para las personas que murieron por causa de este virus. Los cuerpos de las víctimas eran especialmente peligrosos.
Y los funerales comunitarios, en los que la gente ayudaba en la limpieza de los cuerpos de sus seres queridos, contribuyeron a la infección de muchas personas en las primeras fases del brote.
Cientos de voluntarios remunerados realizaron entonces la dura tarea de recoger cuerpos de las casas de la gente y también manejaron la situación con las familias y comunidades en duelo.
Eran personas con una vida normal, como profesores y estudiantes. Muchos llevaron a cabo este peligroso trabajo durante meses.
Algunos fueron estigmatizados por sus comunidades, porque a la gente le daba miedo que pudieran traer el virus con ellos.
En realidad estaban evitando la expansión del peor brote de ébola de la historia de la humanidad.
Unos 1.500 voluntarios participaron en estos entierros comunitarios.
“Fue un trabajo extremo y muy difícil”, dice el voluntario de la Cruz Roja Mohamed Kamara, con quien pasé un día entero recogiendo cuerpos en Sierra Leona en enero de 2015.
“Es una buena noticia que la gente se dé cuenta del impacto de lo que hicimos para ayudar a terminar con la transmisión de este poderoso mal”, asegura.
“Algunos pobladores no querían ni acercarse a nosotros.
“El equipo con el que trabajamos nos dio los ánimos para cumplir con esta importante labor... y pusimos fin a esta guerra”. (I)