“Costa Concordia” da un respiro a Italia
A casi dos años del naufragio en el que 32 personas perdieron la vida y dos siguen desaparecidas, las sirenas del “Costa Concordia” volvieron a sonar este martes estruendosas junto al júbilo y los vítores de los italianos que siguieron, a través de los medios de comunicación, la titánica operación de rotación y reflotamiento del crucero frente a las costas de la italiana Isla del Giglio.
El recuerdo de aquella negra noche del 13 de enero de 2012, en la que el capitán Francesco Schettino abandonó a 4.229 personas, entre pasajeros y tripulación, tras realizar una maniobra imprudente que llevó la nave a la colisión contra un escollo que abrió una grieta de 70 metros en su casco, sigue siendo una vergüenza nacional que ha visto un respiro en la recuperación del derrelicto. (Ver infografía ampliada)
“Hoy rescatamos la imagen de la Italia canalla. Si esa noche también hubiesen colaborado todos, habríamos podido salvar todas las vidas”, dijo Gregorio De Falco, el capitán de la guardia costera que desde la capitanía del puerto de Livorno le gritaba al capitán Schettino “¡Vuelva a bordo, carajo!”. Orden ejemplar que contrastaba enormemente con la cobardía del que abandonó a un destino de sufrimiento y muerte a miles de pasajeros y al equipaje del que era responsable. El 23 de septiembre comenzará el juicio contra Schettino, acusado de homicidio culposo múltiple por imprudencia, abandono de navío y daños al medio ambiente.
Unos quinientos periodistas de medio mundo, junto con habitantes del Giglio, se adjudicaron cada peñasco de la isla para seguir de cerca las fases de la lenta y complicada operación que fue requerida para enderezar el coloso de 17 pisos de altura, 290 metros de eslora y 114.000 toneladas de peso.
El encargado de coordinar la labor fue el ingeniero sudafricano Nicholas Sloane. Se trata de una operación sin precedentes en la historia de la ingeniería moderna para la cual se empleó: 30.000 toneladas de acero para la construcción de las estructuras aptas para rotación; 9 metros, la profundidad en la que se han clavado en la roca cada una de las 21 estacas que sostienen las plataformas; 56 cadenas de 58 metros de largo; 1.180 sacos de argamasa de cemento para crear el fondo artificial; 22 medios navales empleados, los más grandes son el Micoperi de 122 metros y el Lone, de 160 metros, además de 8 barcazas; 28.000 horas de grabaciones submarinas para preparar la operación. En el proyecto estuvieron implicadas 500 personas de 26 nacionalidades.
La completa operación duró veinte horas y el crucero fue declarado completamente estabilizado poco después de las 04:00 hora italiana (02:00 GMT) de este martes.