Colombia adoptó Pacto de Marrakech ante el éxodo de venezolanos
El gobierno de Colombia adoptó el "Pacto Global de Marrakech para una migración segura, regular y ordenada" ante la "crisis de índole global" que supone la oleada de emigrantes venezolanos en el país.
Así lo informó el canciller colombiano Carlos Holmes Trujillo, tras participar en la cumbre de Marrakech, quien añadió que su gobierno está haciendo frente a la crisis migratoria venezolana coincidiendo con las grandes líneas del pacto, "aún antes de que fuera adoptado".
El canciller recordó que el pacto es un marco de cooperación no vinculante jurídicamente que "respeta la soberanía de los estados" y al mismo tiempo establece "buenas prácticas para mejorar las condiciones de los emigrantes", por lo que "su efecto positivo es evidente".
El ministro recordó que su gobierno adoptó el pacto pensando en los cinco millones de colombianos que residen en el exterior, a los que quiere garantizar "un marco de cooperación más estrecho y dinámico".
Sin embargo, el problema más acuciante ahora es el flujo de emigrantes venezolanos hacia Colombia "de tal magnitud que el gobierno del presidente Iván Duque trabaja para hacerle frente en el orden nacional, regional y global", explicó.
Según sus datos, del 1,1 millón de venezolanos en Colombia, 700 mil están en tránsito y 40 mil en la llamada "migración pendular", y a ellos hay que añadir además "400 mil compatriotas que han retornado de Venezuela".
Esto ha obligado al gobierno colombiano a diseñar un plan de cuatro años para ordenar este flujo migratorio y posteriormente a buscar la implicación regional de hasta once países latinoamericanos para dar una respuesta coordinada a un problema común.
Fruto de estos esfuerzos, el pasado 19 de septiembre la ONU nombró a Eduardo Stein, Representante Especial Conjunto para los refugiados y migrantes venezolanos en la región.
Los once países más afectados por la oleada migratoria venezolana están ahora tratando de definir "una plataforma financiera regional" que les permita garantizar la disponibilidad de recursos, pero cuyos detalles aún no se conocen. (I)