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El Gobierno, el Senado y la Cámara rechazaron el pronunciamiento del grupo insurgente

Clara Rojas: “Es desafortunado que las FARC pretendan desconocer a las víctimas”

Clara Rojas, de 49 años, fue secuestrada el 23 de febrero de 2002 y liberada por las FARC en enero de 2008. FOTO: ARCHIVO.
Clara Rojas, de 49 años, fue secuestrada el 23 de febrero de 2002 y liberada por las FARC en enero de 2008. FOTO: ARCHIVO.
04 de septiembre de 2014 - 00:00

Agencias AFP/Prensa Latina

“Me parece totalmente desafortunado que ellos lo que pretendan sea desconocer a las víctimas sin justificar una acción tan dramática como es la del secuestro”, dijo la representante a la Cámara, Clara Rojas González, en respuesta a un comunicado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el que aseguran que ella “no tiene derecho” a declararse como víctima.

En un artículo publicado en su sitio web, y publicado por los medios locales, la guerrilla cuestiona el hecho de que la ahora legisladora sea incluida en el grupo de víctimas que participan en el proceso de paz en La Habana, al argumentar que el día del secuestro de Íngrid Betancourt, Rojas de forma unilateral decidió acompañarla, con lo cual se habría rehusado a la libertad.

“Clara Rojas es ahora Representante de la Cámara, en representación de la ultraderecha. Se presenta como una víctima nuestra. Con la mano en el corazón, puedo decirle que no tiene ese derecho”, señalaron las FARC en el texto, un relato que hace Alberto Martínez, uno de los jefes guerrilleros del Bloque Oriental.

Según la guerrilla, destaca el diario El Espectador, tanto Clara como Íngrid tuvieron un trato preferencial durante su secuestro. “Por su condición de mujeres y su extracción social, las dos gozaban de algunas libertades en el campamento, jamás estuvieron atadas. Eso permitió que en 2 ocasiones se dieran a la fuga”.

Rojas, una abogada de 49 años, estuvo secuestrada durante más de seis años en poder de ese grupo guerrillero. Tiene un hijo de nueve años nacido de una relación con uno de sus captores, fue secuestrada el 23 de enero de 2002 y liberada por las FARC en enero de 2008, tras lo cual escribió el libro “Cautiva” sobre su traumática experiencia a manos de la guerrilla, traducido a más de 13 idiomas.

Martínez, en su relato, hace sus propias revelaciones sobre la relación que mantuvo Clara con uno de los guerrilleros que la custodiaba y advierte que ese tipo de relaciones no estaban permitidas en la guerrilla. Asimismo, explica que el embarazo de Rojas fue el punto de ruptura en la relación con Íngrid.

“Mientras permanecieron en el Bloque Sur sucedió lo del embarazo de Clara. Allí conoció ella al papá del niño, uno de los guerrilleros que se desempeñaba como guardia. La cuestión es sencilla, se gustaron y pasó lo que pasó, a las escondidas, claro, ese tipo de relaciones no se permiten en la guerrilla, ni creo que en ningún ejército del mundo. Para qué hablar más de eso. Clara se entregó a él por su libre voluntad. Aunque tal vez se arrepintiera después”.

El guerrillero señala que los demás secuestrados no tomaron a mal el embarazo de Clara y por el contrario la rodearon en el difícil proceso de crianza del bebé mientras estuvo a su lado.

El argumento del comandante guerrillero, de que no se puede declarar víctima de las FARC además de su aparente ofrecimiento de ser llevada con Íngrid, radica en los supuestos privilegios que tuvo durante el cautiverio y trata de explicar que la separación de su hijo obedeció a circunstancias de la “naturaleza de la confrontación”, destaca El Espectador.

Rojas recibe respaldo

Rojas dijo que es “totalmente desafortunado que la guerrilla quiera desconocer a las víctimas y justificar una acción como el secuestro…me parece que ese no es el camino que nos conduce a la reconciliación”, recoge el diario El Tiempo.

“Lo que siento es una desazón porque pensé que en el tema del secuestro habíamos pasado la página quizá porque yo he hecho este esfuerzo…incluso he efectuado el ejercicio del perdón y me sorprenden totalmente las FARC porque he tenido una actitud generosa”, sostuvo.

La posición de la exsecuestrada contó de inmediato con el respaldo del Gobierno y del Congreso.

El jefe negociador gubernamental, Humberto de la Calle, condenó ese “ataque personal” a la congresista y exigió a los rebeldes claridad sobre su sinceridad al acordar principios de reconocimiento y responsabilidad frente a las víctimas, sobre todo cuando Rojas ha manifestado su apoyo al proceso de paz.

El exvicepresidente colombiano afirmó que el escrito de las FARC sobre Rojas es “una muestra de desprecio a una víctima que sufrió durante varios años un secuestro” y “viola su dignidad como persona y como mujer”.

En las secretarías del Senado y la Cámara de Representantes quedaron dos constancias en tal sentido.

“Las FARC pretenden descalificar a las víctimas reales de esa guerrilla haciendo creer que Clara Rojas fue retenida y tratada bien, como en un hotel cinco estrellas, cuando en realidad sufrió un cruel secuestro por seis años”, afirmó el senador Mauricio Lizcano.

En la Cámara, las bancadas de los diferentes partidos se pronunciaron respaldando a la representante por el Partido Liberal. La bancada de ese partido recogió las firmas de todos los representantes presentes en el recinto y rechazó el pronunciamiento de las FARC.

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