Como en la película Goodfellas (Buenos muchachos), de Martin Scorsese, o como el robo ocurrido en febrero de 2013 en el aeropuerto de Bruselas, cuando un grupo armado se llevó $ 50 millones en diamantes y otras joyas.

Así fue el millonario robo perpetrado ayer en el Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez de Santiago, donde 8 delincuentes se hicieron pasar por trabajadores y consiguieron llevarse un botín de nada menos que 6 mil millones de pesos chilenos, equivalentes a $ 10,5 millones. Se trata del mayor robo de este tipo en la historia de Chile.

El atraco ocurrió minutos antes de las 06:00 de la mañana de ayer, en la terminal de carga del aeropuerto de la capital chilena. Según las primeras informaciones, los delincuentes ingresaron por la parte norte del aeropuerto, utilizando credenciales de funcionarios. A esa hora, todo parecía normal y nadie sospechó nada.

Una hora antes, a las 05:00, arribó un camión blindado de la empresa de transporte de valores Brink’s, que se estacionó en la losa, para cargar dinero en efectivo que estaba destinado a bancos en el norte del país.

Mientras los guardias privados de Brink’s subían las bolsas con dinero a un avión de la compañía Lan, los ocho delincuentes irrumpieron con fusiles de guerra. A esa altura, los ladrones se habían colocado capuchas en sus rostros, en una acción que parecía cronometrada y profundamente planificada, como el robo al avión de Lufthansa que precisamente muestra el filme Goodfellas, que a su vez está inspirado en un hecho real ocurrido en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, en 1978.

Los guardias privados miraron con impotencia el atraco, ya que por protocolo del aeropuerto internacional y de la Dirección General de Aeronáutica Civil (Dgac), sólo la policía interna del recinto está autorizada para portar armas de fuego. De esta manera, Carabineros (policía chilena) no cuenta con jurisdicción al interior del aeropuerto, ya que la seguridad del lugar se encuentra a cargo de la Dgac.

Tras el robo, los delincuentes cargaron el dinero en una camioneta y un furgón, para luego huir del lugar a toda velocidad, según testigos. Durante su escape, los anti-sociales lanzaron clavos doblados en la vía –que en Chile se conocen como “miguelitos”- para dañar las ruedas de los vehículos policiales, como en las películas. Luego, Carabineros desplegó un gigantesco operativo con helicópteros y personal de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI). Se cree que los dos vehículos en los que huyeron los delincuentes tomaron rutas distintas.

“Gran impacto”

El robo recuerda a otro muy similar ocurrido en el mismo lugar el 8 de abril de 2006, cuando seis delincuentes atracaron un camión –también de la empresa Brink’s- con $ 2 millones. Según consignó radio Bío Bío, esa vez la Policía de Investigaciones logró detener a los implicados, quienes actualmente cumplen diversas penas de cárcel.

De acuerdo con el diario La Tercera de Chile, durante la huida por la ruta 68 –que une Santiago con las ciudades de Viña del Mar y Valparaíso- los delincuentes habrían incendiado un vehículo, a modo de “elemento distractor”. También en esta carretera se encontró una camioneta blanca abandonada. Hasta el cierre de esta edición, la investigación no descartaba una eventual ayuda desde el interior del aeropuerto o bien desde personal de la propia empresa, para llevar a cabo el hurto. En el sector donde ocurrió el robo no circulan muchos vehículos y la vigilancia es menor que en otros sitios del aeropuerto. Por esto es que la fiscalía ordenó interrogatorios al personal del aeropuerto y la revisión de todas las cámaras de seguridad del perímetro donde ocurrió el hecho.

Tras el incidente, el puerto de carga debió suspender sus operaciones, mientras que la terminal aérea de pasajeros funcionaba con normalidad. “La forma de operar de los sujetos da cuenta de una acción planificada”, señaló el fiscal Luis Pablo Cortés. El robo generó gran impacto en los principales portales de noticias y los noticiarios de la televisión chilena. Esto, porque los chilenos no están acostumbrados a hechos delictuales de esta envergadura.

El “espectacular robo” o “asalto cinematográfico”, como lo han calificado algunos medios locales, ocurre en un momento especialmente sensible para el ministerio del Interior –el organismo del que depende la seguridad-, que ha debido enfrentar una serie de amenazas de bombas a lo largo de todo Santiago. De acuerdo con cifras de Carabineros, en lo que va del año se han registrado 28 casos de bombas explosivas o incendiarias. Esto podría tener repercusiones políticas, ya que el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo es uno de los personeros más cercanos a la Presidenta Michelle Bachelet. En Chile, el cargo de ministro del Interior equivale al de Vicepresidente. Además, parte importante de la sociedad chilena reclama contra la impunidad y las escasas condenas que tienen los delincuentes. “Estamos trabajando en una nueva ley antiterrorista, la que nos permitirá tener una ley más efectiva”, prometió ayer el propio Peñailillo.