China y Rusia advierten sobre escalada en la península coreana
La impredecible política exterior de Donald Trump, que incluye mensajes en Twitter pero también misiles Tomahawk, está desestabilizando China y sus complejas relaciones con Corea del Norte.
A medida que aumentan las tensiones en la península coreana, las autoridades de Pekín están preocupadas por los mensajes estridentes de Trump, quien pide a China que controle a su vecino o que asuma las consecuencias.
“La tendencia del presidente Donald Trump a aplicar una política exterior impredecible no sienta bien en Pekín, que calibra su posición en función de cuidadosas evaluaciones de la coherencia de Estados Unidos”, indica Tiffany Ma, del National Bureau of Asian Research, con sede en Washington.
La decisión de Trump de bombardear una base aérea siria y de lanzar la mayor bomba estadounidense jamás usada en combate contra instalaciones yihadistas en Afganistán revelan su intención de mover el tablero geopolítico y demuestran que no teme usar la fuerza.
“Corea del Norte es un problema, el problema será atendido”, dijo Trump tras el lanzamiento en Afganistán de la ‘madre de todas las bombas’.
Según numerosos observadores, Corea del Norte podría llevar a cabo este mismo fin de semana un nuevo test de misil balístico o incluso nuclear coincidiendo con el 105 aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, el primer líder del país comunista.
China se ha opuesto hasta ahora a tomar medidas drásticas contra su turbulento vecino porque teme que la caída del régimen lleve a millones de refugiados a su frontera y refuerce la presencia de Estados Unidos en la región.
Pero Washington “está perdiendo la paciencia”, según Tiffany Ma. “Si China decide ayudar, eso sería muy bueno. Si no, solucionaremos el problema sin ellos”, escribió Trump en Twitter.
La amenaza iba acompañada de otro mensaje más conciliador. “Expliqué al presidente chino que un acuerdo comercial con Estados Unidos será mucho mejor para ellos si resuelven el problema de Corea del Norte”.
Un día después, el presidente Xi Jinping habló con Trump por teléfono pidiendo calma, al tiempo que un portaviones estadounidense se dirigía a la región.
“Estados Unidos podría tener la tentación de actuar por su cuenta contra Corea del Norte si Pekín no hace nada. Por eso para China la mejor solución parece implicarse más activamente”, advierte el historiador Xu Guoqi, de la universidad de Hong Kong.
Ya existen signos de que las autoridades de Pekín están perdiendo la paciencia y esta semana el periódico oficial Global Times publicó un editorial especialmente duro advirtiendo de que un nuevo test militar norcoreano supondría “una bofetada para el Gobierno estadounidense” y amenazando con restringir las exportaciones de petróleo chinas a Corea del Norte.
Para resolver la cuestión norcoreana, Pekín aboga porque su vecino abandone sus pruebas nucleares y balísticas a cambio de que Estados Unidos y Corea del Sur detengan sus ejercicios militares en la región.
Pero Washington rechaza esta opción, ya durante la presidencia de Barack Obama. La política de la nueva administración Trump todavía no está clara, pero el secretario de Estado, Rex Tillerson, parece apoyar esta línea.
“La rivalidad entre China y Estados Unidos en la región sigue siendo muy alta y hay razones para dudar de que la dejen de lado para resolver la cuestión de la península coreana”, asegura Alice Ekman, responsable de China en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales.
Mientras tanto la tensión sigue subiendo. El Ejército de Corea del Norte prometió una “respuesta sin piedad” a cualquier provocación estadounidense.
Un comunicado de la agencia, que cita el reciente ataque aéreo estadounidense contra Siria, asegura que la administración del presidente Donald Trump “ha entrado en un camino de amenaza abierta y chantaje” a Corea del Norte.
Este mismo viernes el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, advirtió que un “conflicto podría estallar en cualquier momento” en Corea del Norte.
Y Rusia está “muy preocupada” por el aumento de la tensión. Pidió “moderación” a las partes para evitar cualquier acción que pueda ser interpretada como una “provocación”, informa el Kremlin. “Moscú sigue con mucha preocupación el aumento de la tensión en la península coreana. Pedimos a todos los países moderación”, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
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‘La madre de las bombas’ mató a 36 yihadistas
La potente bomba lanzada en Afganistán por la aviación estadounidense mató a más de 36 combatientes del Estado Islámico (EI) y destruyó una red de túneles de la organización, indicó el Gobierno afgano, que aclaró que no hubo
víctimas civiles.
La bomba GBU-43/B Massive Ordnance Air Blast (MOAB), apodada ‘la madre de todas las bombas’, que el pasado jueves Estados Unidos utilizó por primera vez en un campo de batalla, es el artefacto no nuclear más potente de las fuerzas armadas estadounidenses. El presidente Donald Trump se congratuló del éxito del bombardeo.
La provincia de Nangarhar, fronteriza con Pakistán, es la región donde se implantó el Estado Islámico en Afganistán.
Desde agosto de 2016, las fuerzas estadounidenses efectuaron numerosos bombardeos aéreos sobre los bastiones yihadistas.
Sin embargo, el grupo Estado Islámico desmintió haber sufrido bajas en el bombardeo.
“Una fuente de seguridad negó a la agencia Amaq (órgano de propaganda del Estado Islámico) cualquier muerte o herido en el ataque estadounidense de ayer en Nangarhar”, aseguró Amaq, en referencia a la bomba conocida como ‘la madre de todas las bombas’.
El Estado Islámico extendió su presencia por todo Oriente Medio, desde Túnez, en África, hasta Afganistán en Asia Central. (I)