Nuevo estallido de bomba deja un muerto en Chile
El ánimo de los chilenos prácticamente había vuelto a la normalidad. Tras el atentado del 8 de septiembre en una estación del Metro de Santiago, que dejó 14 heridos, se logró detener a tres sospechosos, luego hubo cuatro días de feriado por las fiestas patrias (18 y 19), mientras que a comienzos de semana los acusados por el “bombazo” fueron procesados por la justicia y dos de estos individuos quedaron en prisión preventiva. Todo, aparentemente, estaba en orden.
Sin embargo, las cosas cambiaron este jueves con una nueva bomba en el corazón de la capital chilena. La explosión se registró pasadas la 01:00 am en el barrio Yungay, uno de los sectores más antiguos de Santiago, repleto de bares y restaurantes, en pleno centro. A diferencia de otros “bombazos”, esta vez el artefacto le explotó en las manos y en su propia cara a la persona que se disponía a colocar la bomba en este lugar. Poco después falleció debido a las graves heridas que sufrió.
Hasta el momento no se ha podido identificar al autor del fallido atentado, pero el personal médico aseguró que se trata de una persona de sexo masculino de unos 30 años. Al mismo tiempo, un fiscal aseguró que “hay similitudes” con el modus operandi y el tipo de bomba que detonó en la estación Escuela Militar del Metro a comienzos de mes.
La nueva explosión causó profunda alarma entre los habitantes del barrio Yungay y ocurrió justo un día después de la intervención de la presidenta Michelle Bachelet ante la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York. En su discurso, la mandataria chilena dijo que “hemos enfrentado actos aislados de terrorismo que vamos a derrotar, porque actuaremos con decisión y porque son repudiados y resistidos por toda la sociedad unida. Chile es y seguirá siendo un país seguro y estable”. A su regreso al país y desde la localidad norteña de Arica, la Presidenta Bachelet insistió ayer en que “son actos terroristas, pero aislados, Chile sigue siendo un país seguro”.
El joven que murió producto de la explosión llevaba un bolso y su rostro estaba cubierto con un pasamontañas. Testigos contaron que nadie le prestó ayuda cuando detonó la bomba ya que portaba un objeto sospechoso en la mano. Minutos después la policía se hizo presente en el lugar y el sujeto fue trasladado a un hospital público, donde intentaron sin éxito salvarle la vida. Esta persona presentaba heridas expuestas de suma gravedad, principalmente en su cráneo, tronco y en una mano que le fue amputada.
Durante la mañana, el gobierno intentó dar una nueva señal de tranquilidad a los chilenos. “Los chilenos queremos vivir en paz y en tranquilidad. Y en Chile no hay espacio para la colocación de bombas ni para el terrorismo”, afirmó el vocero del gobierno, Alvaro Elizalde. “Como gobierno queremos reiterar que todas las instituciones del Estado a cargo de la seguridad y la administración de Justicia están llevando adelante su trabajo, precisamente para que estos hechos sean esclarecidos y se apliquen las sanciones que establece nuestra legislación”, agregó.
“Tema de Estado”
Precisamente, el martes los tres sospechosos por el “bombazo” en el Metro fueron formalizados y además se anunció que la investigación durará 10 meses. En las pericias colaboraron agentes del FBI. Los fiscales presentaron una serie de pruebas, como videos, huellas dactilares y documentos, que comprobarían que estas personas, aparentemente anarquistas, colocaron la bomba en la estación del Metro de Santiago el pasado 8 de septiembre.
Lo que se teme en Chile es que los autores de los bombazos no formen parte de un mismo grupo terrorista, y que cada quien opere por su cuenta, aunque con un modus operandi similar. En ese sentido, se teme que pese a la detención de los supuestos autores del bombazo en el Metro y a pesar de la muerte del joven en el barrio Yungay, se registren más atentados en el corto plazo.
En ese sentido, la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá –una de las principales figuras de la alianza oficialista Nueva Mayoría-, reconoció ayer que “Santiago, por su simbolismo, es vulnerable”. “Esta no es una forma aceptable de expresarse, no es una forma aceptable de protesta social y tenemos que detenerla”, recalcó.
Lo ocurrido ayer en Santiago es muy similar a los hechos registrados en mayo de 2009, cuando murió un joven anarquista (Mauricio Morales), mientras se aprestaba a atacar con una bomba artesanal la Escuela de Gendarmería. A su vez, en junio de 2011, otro anarquista (Luciano Pitronello) sufrió graves heridas cuando le estalló una bomba que se disponía a colocar en un banco.
“Nosotros nos vamos a hacer cargo no sólo de lo que sucedió en nuestro gobierno, sino también de lo que ocurrió en el gobierno anterior, porque este es un tema de Estado, donde todas las instituciones tienen que trabajar de manera coordinada”, concluyó el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, quien dirige la cartera a cargo de la seguridad. El ministro utilizó como ejemplo el hecho de que durante la gestión del centroderechista Sebastián Piñera detonaron más de 130 artefactos explosivos, mientras que en lo que va del año han explotado poco más de 30.