Los principales líderes europeos se alinean a favor de la Unidad de España
Cataluña paga el precio de su independencia
El Parlamento de Cataluña celebró ayer una de las sesiones más caóticas de su historia, el patético funeral de un proceso independentista que no logrará su consumación.
Al contrario. El Senado aprobó de inmediato la aplicación del artículo 155 de la Constitución para dejar esa solemne declaración en papel mojado y, de paso, proceder a una intervención cruda del autogobierno catalán.
Ayer, todos los miembros del Govern fueron cesados de sus cargos y el responsable máximo de los Mossos d’Escuadra, destituido. Habrá que ver si la ira ejecutiva mostrada por el gobierno de Mariano Rajoy en los últimos días, alcanza también a los medios de comunicación públicos catalanes y a miembros de las formaciones políticas que promueven el soberanismo.
De nada sirvieron las manos tendidas de los representantes de Unidos Podemos al presidente Carles Puigdemont recordándole que una convocatoria de elecciones autonómicas podría favorecer un diálogo y provocar graves fisuras en el bloque político que defendía la intervención. Fue inútil.
La realidad incontestable de declarar la independencia era como un cielo de piedra sobre todas las voces. Hasta el expresidente catalán, José Montilla, que inicialmente formaba parte de la comisión del senado que debía evaluar las motivaciones expuestas por el ejecutivo de Rajoy para activar el artículo 155 pero que fue apartado a última hora, aceptó el fracaso de la política y declaró que a partir de ahora se abre un tiempo para reconstruir la convivencia.
Mientras tanto, en el exterior del Parlamento, miles de personas seguían el conteo de votos a través de una pantalla de televisión colocada en el Parque de la Ciudadela por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y el Ómnium cultural. Con banderas independentistas al aire, coreaban cada voto afirmativo como aclaman las alineaciones del FC Barcelona recitadas por megafonía. Dos de los 11 diputados de la marca catalana de Unidos Podemos, Albano Dante y Ángels Martínez votaron a favor de la declaración de independencia, y dos representantes del gobernante JxS se abstuvieron.
Una vez proclamada la República de Cataluña, en el interior del hemiciclo había sonrisas y buenas maneras entre los diputados independentistas. La procesión iba por dentro. El presidente, Carles Puigdemont, que fue cesado de sus funciones, reclamó “paz, civismo y dignidad” para “mantener el pulso” en las horas, se supone que duras, que ya le esperan a la vuelta de la esquina.
Desde la “emoción”, pero también desde “la razón y desde la legitimidad”, Puigdemont aprovechó esta última oportunidad para expresar a los cientos de alcaldes independentistas invitados a esta histórica ceremonia “la grandeza de este momento”. En primer lugar justificó la declaración y el inicio del proceso constituyente al recordar que fue convalidado por “un Parlamento legítimo”, con una “mayoría de representantes surgida de las urnas que decidió dar un paso largamente esperado y luchado por la ciudadanía catalana”.
Antes de abandonar el Parlamento, Puigdemont recordó a los cientos de congregados, entre cargos electos locales y diputados, que en sus manos está “fortalecer Cataluña, que no solo es una vieja nación de Europa, sino sobre todo una sociedad que siempre ha respondido cívica y pacíficamente los retos democráticos”.
Pese a la independencia proclamada, en el Parlamento solo faltó escuchar el Réquiem de Mozart. (I)
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El presidente del Gobierno español realiza en el Senado una encendida defensa de la suspensión del autogobierno catalán. El ejecutivo destituido será sustituido por otros órganos o autoridades que serán nombrados en los próximos días. Ellos se encargarán de gestionar la política catalana hasta el 21 de diciembre próximo, fecha elegida por el ejecutivo de Rajoy para la celebración de elecciones.
El primer ministro de España, Mariano Rajoy, pronuncia un discurso durante una sesión de la Cámara Alta del Parlamento en Madrid. Foto: AFP
Corresponsal en Madrid.-
El artículo 155 de la Constitución española entró en vigor con el apoyo de una amplia mayoría de senadores. Y no esperó ni 24 horas. En la tarde de ayer, el jefe del gobierno Mariano Rajoy convocó de urgencia al Consejo de ministros para acelerar las primeras medidas, según declaró el presidente del Senado, Pío García Escudero.
El ejecutivo catalán destituido será sustituido por “otros órganos o autoridades” cuyos nombres no han trascendido pero que, a lo largo de los próximos días, serán nombrados por el gobierno español. Se encargarán de gestionar la política catalana hasta el 21 de diciembre, fecha elegida por el ejecutivo de Rajoy para la celebración de elecciones.
La jornada en el Senado, una cámara casi vacía de actividad legislativa en la democracia española, comenzó con el esperado discurso del presidente Rajoy que en la jornada del jueves optó por reservarse, cediendo el protagonismo a su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.
Sin perder en ningún momento la compostura, pero sí visiblemente molesto, Rajoy ha sostenido su decisión de solicitar el permiso para suspender la autonomía catalana porque se está viviendo “una violación palmaria y evidente de las leyes y la democracia” y eso, advirtió, “tiene consecuencias, ¡cómo no las va a tener!”. Por si quedaba alguna duda, el presidente del ejecutivo español recordó que la proclamación de la independencia es el resultado de “un proceso de decisiones antidemocráticas, contrarias a la ley y a los valores españoles y europeos. Se ha pisoteado el Estado de derecho y los derechos de las minorías”.
El jefe del ejecutivo calificó de inexactas las apreciaciones interesadas hechas al significado del artículo 155 que, en su opinión no conlleva la suspensión del autogobierno en Cataluña sino “la restricción de algunas de sus competencias”. En cambio, sí adelantó que Carles Puigdemont tiene las horas contadas al frente de la Generalitat.
Respecto a las reiteradas peticiones internacionales a la apertura de un diálogo para solucionar esta crisis, Rajoy señaló que los únicos enemigos de la palabra son aquellos “que maltratan las leyes y los que solo quieren escucharse a sí mismos y van a la suya”.
Esta declaración fue recibida por los senadores y diputados del PP con una atronadora ovación y puestos en pie. El PSOE se limitó a pedir al presidente del ejecutivo que acelere la convocatoria electoral en Cataluña, en medio de un clima enrarecido y pleno de agrias disputas que reflejan la tensa situación política que se vive en toda España. (I)
DATOS
Tras la proclamación unilateral de independencia de Cataluña, el Senado español aprobó la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española por solicitud del gobierno de Mariano Rajoy.
El artículo 155 de la Constitución de 1978 estipula: “Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno (...) podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquella al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general”.
De esta forma faculta al gobierno español : Disolver el Parlamento de Cataluña y limitar sus competencias. Cesar de sus funciones al presidente, vicepresidente y consejeros del gobierno regional. Convocar a elecciones para elegir nuevas autoridades. Controlar los medios de comunicación públicos y las fuerzas de seguridad. (I)
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"Será un Estado de excepción encubierto"
La aprobación de la independencia de Cataluña por el Parlamento regional y la autorización del Senado al gobierno central de retirar la autonomía a la región, “adelanta que será un Estado de excepción encubierto y que puede durar mucho o tanto como el país vasco”, analiza el periodista español Guillem Martínez, cronista del medio digital CTXT.
“¿Qué se viene?: Se espera una represión inaudita, violencia policial y una reacción inconstitucional por parte del gobierno de tal manera que suspenda la autonomía, que es un derecho constitucional”, indicó el comunicador en un diálogo telefónico con EL TELÉGRAFO.
Ante la posible manifestación masiva convocada por los independentistas para mañana, Martínez destaca que aún no se sabe nada. “Cualquier plan es una improvisación ante la convocatoria de Rajoy del Consejo de Ministros”.
“Hoy es champán, mañana es vinagre”, destaca Pedro Haro, mecánico de 61 años, que ya se prepara para más golpes de parte de Madrid. Mientras que Mari Écija, dependiente de 49 años en una zapatería, contempla con preocupación la situación: “las empresas se están yendo fuera (de Cataluña) y las personas también, por el empleo”.
Pese a estas declaraciones, el periodista Martínez aclaró que esto es falso, ya que el sector financiero está radicado en la capital de España. “La banca acá no hacía nada porque es una empresa regulada y tenía que estar en Madrid, lo único que hizo fue cerrar una sucursal”.
Por otro lado, entre muchos de los no independentistas que suman la mitad de la población, se expande el miedo a represalias. Muchos ni siquiera quieren hablar, cita la agencia de noticias AFP.
En cifras, la abstención durante el referéndum del pasado 1 de octubre obtuvo el 57%. Durante una entrevista con Telesur, el analista Beto Vázquez explica que la marcha del primero de octubre se trató de una manifestación por la democracia catalana, pero que al declararse la independencia no se tomó en cuenta la seguridad jurídica, el reconocimiento internacional, ni la legitimidad democrática. Sin ningún aspecto anteriormente señalado, el referéndum no podía declarar una independencia y afirmó que se debe a una “estafa democrática”.
Según el analista, la aprobación del artículo 155 muestra el constante apoyo del PSOE al PP, avalando la injerencia en la autonomía de Cataluña. De esta manera se rompe el pacto democrático con la aplicación del precepto. (I)